18-11-02
Ya no
estaba Clonista habituado al “doblete”,
pero ahí va, con esa suerte de energía desencantada que lo anima, a probar
suerte en el proceloso mundo de las realidades, o de la realidad plural. Aunque
después de una jornada laboral inacabable, como lo es la de los lunes, ya no
tiene conciencia de que haya sido a las 6 de la mañana cuando escribió la
clónica del día de ayer. La amenaza de la tragedia se ha consumado, a pesar de
la incompetencia del Ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, el inefable Cañete,
quien restó importancia a la posibilidad de que ocurriera lo que ha acabado
ocurriendo, para desesperación de cuantos acabarán los lunes al sol, y los
martes y toda la semana, y muchas semanas. Los ecologistas acusan al goppierno
de “desvirtuar la realidad”, lo que vale tanto como inventársela. No está muy
lejos de esa desvirtuación la vuelta de la censura, manifestada en el rechazo a
la publicación, en una revista institucional, de un sesudo artículo de Álvaro
Marchesi, uno de los padres de la LOGSE, ley de infausta memoria entre los
docentes. A su modo, el estalinismo del caudillito es pura redundancia. En esa
vuelta a los orígenes, a sus orígenes, ¿qué se puede esperar aún?, ¿que vuelva,
tal vez, la Ley de Prensa de Fraga? No, mejor es no dar ideas... Montalbán, por
cierto, elogia la película de Aranoa y apunta algo consustancial al séptimo
arte: “te crees todos los sistemas de señales que envían los intérpretes.” Sí,
también el cine es una cuestión de fe, efectivamente. Clonista conoce algunos agnósticos
de Los Lunesal sol, no obstante.
Andreotti, el incombustible político italiano, ha sido condenado por instigador
del asesinato de un periodista. Berlusconi enseguida ha arremetido contra los
jueces –Andreotti era ‘víctima de una justicia enloquecida’- para justificar su
casi ley de punto final a sí mismo, y a un cardenal de la curia romana la
sentencia le ha parecido “increíble”. Israel, que ya no sabe qué más ocupar ni
devastar para frenar la inseguridad constante que Sharon ha contribuido a extender
por todo su país, invade Gaza con carros de combate y excavadoras. Al mismo
tiempo, a los colonos lamentablemente asesinados en Hebrón se les rinden
honores militares, lo que demuestra que los colonos son, en realidad, fuerzas
de ocupación. ¿O no? Nada une tanto como el usufructo del poder. Y ahí está la
derecha francesa, dispuesta a fundirse con el electorado en una alianza
perpetua, mientras los vientos de la división arrasan la izquierda. No hace
mucho era justo al revés, bien lo recuerda Clonista. “La rueda de la Fortuna
nunca se pudo estar quieta”, reza el romance, y reza con razón. Un artículo
sobre la cara oculta, y miserable, de El Dorado resuelve un enigma, el de por
qué tantas subsaharianas llegan en avanzado estado de gestación en las pateras
a España. Clonista pensaba, ingenuo de él, que era para poder asegurar la
nacionalidad española de los recién nacidos y, de rebote, conseguir el permiso
de residencia. El artículo denuncia que se debe a los abusos sexuales de los
funcionarios argelinos, mauritanos y marroquíes, que se cobran en especie
sexual la vista gorda sobre su situación irregular. ¡Qué férrea la cadena de la
explotación! ¡Y siempre hay un miserable dispuesto a sacar partido de la
desesperación de los demás! Más realidad estadística y polémica. El 45% de las
criaturas entre 7 y 16 años ve escenas sangrientas en la televisión. Con ese
fundamento, plantearse la influencia de la violencia televisiva sobre la real
más parece una ingenuidad propia de Clonista que una aseveración de expertos,
de entendidos. El mundo al revés es otra sentencia de las tantas que tan a
menudo sorprenden a todo el mundo. En este caso, un hombre ha sido expulsado de
su casa para que se aloje en ella la ex mujer de su hijo, después de que el
padre los acogiera a todos en su vivienda de propiedad. De fuera vendrán..., se
dice, y ya se ve, además, que por derecho, aunque del torcido y disparatado.
¿Buscan titulares los jueces, proyección mediática garZoniana? De nuevo
Salvador López Arnal, un clásico de Cartas
al Director, reaparece para denunciar, en esta ocasión, la invasión
publicitaria de algunas estaciones de metro, y no sin razón, por supuesto. Y
más razones hay, por otro lado, el de Alemania, para justificar ese impuesto
sobre la venta de acciones. El reportaje de contraportada sobre el pastillero
andante que respondía a las iniciales JFK son una muestra de la oscura realidad
cuya visión se hurta a los contemporáneos, quienes viven en sombras tan densas
como rigurosos son los filtros a través de los cuales les llega la realidad. De
aquellos tiempos de la Guerra Fría a hoy han cambiado muchas cosas, pero aún se
mantienen inercias secretistas que se suman a los descarados ejercicios de
manipulación informativa.