jueves, 10 de marzo de 2016

31-12-02
Estando su casa sosegada y con ansias de libertad inflamado, Clonista se asoma, tal día como cuando comenzó –porque las del alba le dieron ayer en la larga y alegre nochevieja-, por última vez a la realidad prensada. Podría vencer el deseo de libertad a la ambigua emoción de perder su esclavitud, exclavitud desde el último punto final de la clónica de hoy –otro día, como aquel lejano 1-1-02, en que la realidad tampoco existe, salvo el silencio de una casa que duerme a la luz del día bien entrado el rito animado del culto a la transición calendaria del gran enemigo de la especie–, pero Clonista, a pesar de su contenida euforia por haber llegado al puerto de su reposo, se acerca a la última puerta que le franquea la entrada al gran bazar de la realidad prensada y se siente confuso, fundido con una emoción tan difícil de describir como de evitar. Contempla sus garabatos apresurados y viscerales, sus círculos y sus flechas, y le parece estar descubriendo un legajo antiguo con anotaciones silenses. No ha inventado una lengua, pero la realidad toda, después de haberla buscado aquí y allá incansablemente, es únicamente lengua. La carne ¡y aun la médula del hueso! se han hecho verbo. Y lo que se ve es el juego de la voz que recrea y enamora, que hace y deshace a su antojo, el de la real gana, la de crear la realidad y decir que es nuestra obra de arte, el espejo de nuestra alma y la única sangre que nos alienta. Y el anuncio de la sangre que vendrá le pone fin al año, como también que el horizonte carcelario se ensanche hasta los 40 años, que es cifra caudillesca que debe llevar muy dentro quien reside en el goppierno, porque presidirlo no lo hace, si acaso “presidiarlo”, pues los impulsos encarceladores del disciplinado gerente se ensanchan a menudo hasta el deseo de trincar a la desleal oposición y trenarla para que sus trinos de protesta le recuerden los lejanos años de su juventud –perfectamente instalado en la pax franquista de sus amores- en que se burlaba de quienes se arriesgaban para que a él, ¡paradojas de la historia!,  le acabara eligiendo el pueblo. En la mismísima puerta del Bazar aparece la sangre derramada, que es realidad de privilegio en la realidad de realidades que es la realidad prensada: un extremista islámico mata a tres médicos misioneros usamericanos en Yemen. El cegado por la fe estaba convencido de que, sacrificando corderos occidentales, se haría más grato a los ojos de Dios, a cuya diestra se sentaría, llegado el caso de la muerte. Por otro lado, el propio concepto sonrojante de “misionero” –nada que objetar a la generosa y solidaria condición de médicos de los tres infortunados-, ¿cómo es posible que se acepte como si tal cosa? ¿A quién coño han de ir a convertir al otro lado del mundo? ¿Cómo sonaría que a tantos imames como están instalados en Europa se les denominara misioneros? Y lo que es peor, ¿cómo se reaccionaría? ¿Es el proselitismo consecuencia de algún gen concreto?, porque marca singular de la especie sí que lo es. Hoy, a su modo, también es el día del euro, el de la rendición de cuentas que salen bastante abultadas, aunque las autoridades económicas nos dan ese 0’2% para no dejarnos por imbéciles, aunque aún hay quienes llegan a decir públicamente que no ha repercutido en los precios la entrada del euro: ¡bendita malafé! El gran espacio real donde el euro se mueve como pez en aguas turbias, la bolsa, no deja de acumular pérdidas. El indicador español por excelencia, el Ibex 35 –Ibe de ibero, quiere suponer Clonista ingenuo-, ha descendido un 48’14% en tres años, ¡pero “en plena crisis de confianza”! ¿Qué quedará para los tiempos aciagos de la desconfianza? Clonista se despide de ese cogollito de realidad que es el dinero, y cuanto gira a su alrededor para generar más, con idéntica perplejidad que al comienzo de su aventura: no hay quien entienda los infinitos caminos del único dios contemporáneo que, en vez de enfrentarse a los fanatismos religiosos, tiene, además, la mala sombra de aliarse con ellos, porque in god they trust, los del eje del mal y los del eje del bien, para perplejidad del resto. El mismo baile de muertos que se produjo en la liberación de los rehenes en el teatro moscovita, se produce ahora con la contabilidad de quienes fueron asesinados por el comando terrorista suicida que atentó contra las instalaciones gubernamentales del gobierno checheno títere: ya van por 85, se espera que pasen de los 100. La oposición a Chávez añade una consigna fácil de seguir: la huelga de impuestos: ni un duro para el estado bolivariano. El tira y no afloja en que anda metido un país partido en dos tendrá un desenlace no difícil de prever: campo abonado para profetas de vía estrecha. Resulta casi enternecedor el afán reparador de la mala conciencia de la realidad prensada: a un año de olvido, media página acelerada de recuerdo atropellado: Angola, Somalia, Liberia, Sudán, Colombia... Eso sí, la realidad consignada es la del informe de Médicos Sin Fronteras: Las crisis humanitarias más olvidadas del año 2002. En Ecuador, Lucio, que parece seguir la estela de Lula, ha nombrado a una india ministra de Asuntos Exteriores. Clonista no ignora que nombramientos así tienen un carácter modestamente revolucionario. Clonista quiere huir de los arqueos y la carta de José Suárez muestra bien a las claras el porqué: “Pero, en fin, lo que ya es irremediable, año 2002, es que todo [la descripción ut supra de los males correspondientes] se haya recrudecido en el curso de tu tiempo y, por ello, siempre serás recordado como un año de males. Eso ya no tiene remedio.” A Clonista nunca le han gustado los juicios sumarísimos, y menos a los años. No hay años buenos ni malos, obviamente; pero todos ellos vendrán y nos harán más ciegos, en justa sentencia ferlosiana.  ¿Puede aparecer como “novedad” la denuncia de Belloch: que “el PP usa el terrorismo de forma partidista”? Lo lleva haciendo desde antes de aquel atentado lamentable contra quien salió de él autoinvestido de carisma, baraka, azulete y con la autoestima demagógica hiperbolizada. Clonista siempre agradece la información y sería deshonesto no reconocer cuanta le ha llegado, y tan buena, a lo largo de su travesía. Miguel Angel Aguilar comienza su columna con la referencia a una novedad editorial: un libro de aforismos compilado por Jorge Wagensberg: Si la naturaleza es la respuesta, ¿cuál era la pregunta?, que Clonista ha pedido para Reyes. A los Reyes tendrán que pedirles argumentos convincentes los responsables de que se haya producido el lamentable suceso en la comisaría de Málaga, en una de cuyas celdas originaron un incendio los esclavistas que imaginaron una huida imposible en la confusión subsiguiente al desalojo, el cual acabó siendo, sin embargo, muy diferente de como lo habían imaginado, y cuyo saldo dramático es ya de tres muertos y ocho inmigrantes hospitalizados, cuatro de ellos graves. Según confesión espontánea, la policía actúo a los 20 segundos de producirse el incendio; según los bomberos, cuando ellos llegaron la celda aún no había sido abierta. Que se coja antes a un mentiroso que a un cojo lo saben bien en el goppierno desprestigiado, pero lo ignoran sus subordinados, o tal parece. Clonista ha dudado si el anuncio de un acto de canibalismo en directo en una televisión británica cae del lado de la realidad, pero ha tenido que reconocer que sí. Y mayor realidad aún es la defensa que el canal 4 británico hace de la emisión: “para entender el arte”. ¿El arte? “En el documental, un artista chino prueba el cadáver de un bebé que nació muerto” ¿Artista?  Clonista ha acompañado los estertores pujolianos a lo largo de este año que ha sido el de su despedida política, con buena parte del que acaba de entrar, y su último mensaje virreyal ha sido como el primero: “Pujol pide a la sociedad civil un compromiso en defensa de la identidad.” ¡Aún con la baratija de la identidad!  A su lado, el PSC envía su mensaje particular de fin de época cortijera: un sondeo electoral partidista le confirma 8 puntos de ventaja sobre CiU. A veces, sin embargo, la realidad partida y la entera coinciden, sin que sirva de precedente. Lo que se daba aquí se acaba. Sin rencor. De corazón. Nada es real. Y menos aún esta Clónica del año 2 a la que el año 3 le pone puntos suspensivos. Clonista se despide con la convicción de Roquentin: “una aventura no se empieza de nuevo ni se prolonga.” Pues eso.
                                                                                                          Vale.


            P.S. Conclusa la clónica, recibe Clonista de su amigo fraternal Luis Valdesueiro una rareza olvidada, la Historia de Medio Año, de Ramón Gómez de la Serna, quien se propuso escribir durante 1935 lo que iba a llamar La novela del año. Desengañado de su esfuerzo, y de encontrar editor para continuarlo durante varios años, se acogió a la generosidad bergaminesca de Cruz y Raya y publicó una síntesis de lo que había escrito. Las últimas palabras de ese medio año sirven igualmente para el año entero de Clonista: “Y aquí acaba mi esfuerzo inútil de contener lo más destacado del año que ha ido pasando, desengañado de poder continuar esa galería de años con sinceridad de cronista secreto.”


            Vuelve a Valer.

miércoles, 9 de marzo de 2016

30-12-02

Penúltimo día de la aventura que termina como empezó, para Clonista, pues le avanza a uña de caballo una faringitis de ídem. El círculo está a punto de cerrarse y lo hará, además, el mismo día de la semana en que se abrió, el martes. ¡Si Clonista le hubiera hecho caso a la sabiduría quintaesenciada del refranero, que aconseja no embarcarse en martes! Casi completada la travesía, no es hora, sin embargo, ni de la recapitulación ni del recuerdo. La realidad, lo que quiera que se esconda bajo esa máscara verbal, no cede, y Clonista se debe a su compromiso. El caudillito, en fase ya de estertores políticos, sigue dando palos de ciego para lavar un prestigio más hundido y sucio que su homónimo naviero. ¿El último conejo? Subir de 30 a 40 años la pena máxima de cárcel y convertir el presidio en tumba. La torna del chapapote parece la desmesura, pero en esas está el goppierno con su caudillito a la cabeza, quien insiste  -para ver si hay alguien en el país cuya estupidez sea equivalente a sus malas artes de goppierno y su desmesurada  afición a la demagogia y a sembrar la inquina y la división-  en que “se intenta responsabilizar al Gobierno por el accidente de un barco”. Lo lleva repitiendo semanas. Y lo seguirá haciendo hasta elevarlo a la categoría de real, si puede. La cazurrería no es patrimonio rural, está claro. A Clonista, siempre tan apegado a la creencia poética de que el verbo funda la realidad, le choca la intención chavezista: “endurecer” su revolución y repartir más tierras. ¿El reparto significa expropiación por las bravas? La palabra endurecer tiene más de represalia que de promesa de futuro, ciertamente. En la realidad, y más en la política, prensada o no, pero sobre todo en la prensada, las palabras son “los” hechos, no hay más. El espacio físico, la presencia humana, la naturaleza, todo desaparece tras la presencia imponente y demoledora de las palabras. El forgiano “¡Huy, lo que me ha dicho!” es siempre un “lo que me ha hecho”. Y los hechos de Chávez enconan, y Clonista ignora si enquistan, la situación venezolana. Ideas esquinadas es concepto unamuniano. La realidad se esquina con una facilidad insuperable, y por ahí andamos, de punzada en punzada, hechos unos sietes, hasta el descalabro final. Si en el comienzo del euraño la economía dominaba la realidad, en el final es la trompetería bélica la que impone su estruendo. El gobushierno usamericano ha atemperado su reacción contra Corea del Norte, extremo del famoso eje del mal trazado por el integrista religioso que preside el Imperio. La bravuconada de un segundón oval: ser capaces de mantener dos guerras a la vez (y no estar locos...), cede ante la contundencia de los números: “el régimen  comunista del Norte tiene un millón de hombres en filas y puede movilizar hasta ocho millones de reservistas, según fuentes de Corea del Sur.” Demasiado para una operación relampagueante y ceenenista, llena de los siniestros verdes trazadores. Los sobornos y las compras de material bélico en el mercado clandestino de armas llevan a Al Qaeda/Fu Man-Chú al seno de una mala película de espías, una de esas mediocres producciones cuya veracidad excede con mucho la capacidad de asentimiento de los espectadores, siempre tan exigentes en punto a la verosimilitud. Que la propia realidad se convierta, por obra y gracia de sus patéticos protagonistas, en una obra desangelada y torpe no puede inducir a la extrañeza, ni menos al desengaño. Siempre hay motivos para la esperanza en donde menos se piensa. El relevo político en Kenia, donde la oposición le ha ganado en las urnas al pripartido KANU, tras 40 años de hegemonía política, es un auténtico ejemplo de vida democrática no singular. Desde Internet ha rescatado Andrés Ortega una síntesis cuya elocuencia estremece: Nuestro pueblo. Se trata de una reducción sociológica de la humanidad al símbolo de la centena: “Si la Tierra fuera un pueblo de 100 habitantes, 57 de ellos serían asiáticos, 21 europeos, 14 americanos y 8 africanos. Estarían repartidos...” Es una ficción excesiva, que hace abstracción de la Historia, pero la conclusión es bien real, aun habiendo llegado a ella por la vía del simplismo analítico: “Seis, todas ellas nacidas en EE UU, de estas 100 personas tendrían en sus manos el 59% de la riqueza del pueblo.” Y ahí se podría detener el juego, pero la continuación es una descripción estremecedora de la desigualdad planetaria. El artículo funciona como los resúmenes añales típicos, pero va más allá de los tópicos, sin duda. ¿Por qué irrumpe Guatemala, “paraíso de la impunidad”, en la realidad prensada, saliendo del silencio que ha sido cómplice de una situación que coincide a escala con la reducción a la centena recién clonicada? Se verá. Lo que no se ve, quizás hasta que no se cierre la “Operación Navidad”, cuando la realidad de los muertos en accidente de tráfico escale los peldaños de realidad prensada hasta llegar a la cima del titular de portada, son esos 104 muertos en solo diez días. Francia ha reaccionado hace poco contra lo que aquí sigue considerándose una fatalidad, un peaje del progreso. Viajar en coche, ya se sabe, es un peligro..., y en países avanzados como España el goppierno debería regalar más sancristóbales –el del niño al hombro, no el del gal a sus órdenes- para colgar del espejo retrovisor, y los portafotos del “no corras, papá”. El gociuerno ha decidido dar marcha atrás al enchufismo más descarado para no seguir dando la sensación de solar en derribo que tan patético lo hace aparecer ante la opinión publicada: ha desestimado su plan inicial de colocar a militantes del partido gociuernante en el elitista cuerpo de abogados de la administración. Si a eso se suma el hecho de que la religión se ha convertido, cada vez más, “en un objeto de consumo”, las esencias patrias del nacionalismo conservador cristiano andan tan anémicas como sus propios representantes políticos. El yo también necesita consumir consuelo, y la propuesta fustigadora de la hipocresía católica no se compadece con los tiempos que corren, desde luego. A preúltimos de año, aquella euforia paletina de la nueva moneda se ha convertido en el desengaño de una inflación riñonera que Rato desmiente al afirmar que sólo ha afectado a dos décimas del IPC. ¿Serán la mentira y la realidad una y la misma cosa? El Pentágono, por si las moscas, ha decidido entrenar en artes de supervivencia a los periodistas para llevárselos a primera línea de fuego y que sean testigos de sus desvelos por el eje del bien. Se admiten malos pensamientos.  Como si la realidad fuera ya poco adversa de por sí, el portátil le juega una penúltima mala jugada a Clonista y buena parte de su esfuerzo clonicador se le ha perdido en una de esas “operaciones no válidas” con que la cibernética suele desesperar a los usuarios poco duchos. Superado el trance de la pérdida, rehace, de mal humor, lo que siempre en el recuerdo le parece infinitamente superior a lo acabado de escribir y se dispone a prepararse para despedir el año y recibir el próximo.
29-12-02

No se equivocaba Clonista, aunque acierta sin mérito. Y en sección destacada, Protagonistas del Año, nada menos que GarZón encabeza una lista en la que, tipográficamente lejos, le sigue el caballo ganador de la prensadora de realidad, Zapatero; y más lejos aún, casi en listín telefónico, Bush, Lula, García Márquez, Ronaldo y los voluntarios contra el chapapote se reparten la titularidad. La actualidad reserva su cupo con Corea y el gran reportaje de fondo se centra en la esotérica iglesia Raeliana, que nunca soñó con una campaña de propaganda de tales dimensiones. El año se va, obviamente, y Clonista se irá también, camino de un silencio bien largo, el del desengaño, pero la guerra quedará, y todos los movimientos usamericanos van en esa dirección. Sadamirak advierte, con la torpe solemnidad bobalicona que engendró aquella “madre de todas las batallas”, que “dará a Washington una ‘lección inolvidable’”. Clonista pasó como sobre ascuas por la dolorosa realidad de los hijos que le fueron robados a los represaliados durante la dictadura militar argentina, realidad que ha vuelto a la actualidad –aunque nunca se haya ido del todo, por supuesto-  con el caso de los hijos adoptivos de la gran mandamás del periodismo argentino, la dueña de Clarín, de quienes se sospecha que podrían haber sido robados a quienes después se hizo desaparecer. Los jóvenes se niegan de momento a hacerse los análisis genéticos que determinarían su filiación real. ¡Qué dura es siempre la verdad! ¡Qué verdadera ha sido siempre la letrilla de Quevedo! En cualquier caso, los círculos del poder oligárquico argentino se han dispuesto en formación concéntrica para defender a la empresaria frente a la actuación del juez Marquevich. En la información se hace alusión a la participación activa en la entrega de los niños del obispo Plaza, quien colaboró activamente con la represión, al modo de aquellos obispos españoles que participaron en la sanguinaria cruzada contra los rojos durante la guerra civil española. Y ya que sale de rebote la guerra civil, es oportuna la carta del navarro Pedro Otaduy, quien acusa a la serie Cuéntame... de edulcorar hasta el empacho la realidad dolorosa de los vencidos: “los ex combatientes del lado leal a la República fueron mucho peor tratados, tuvieron una realidad mucho más penosa que la que en ese capítulo [de la serie televisiva] se dibujó.” ¿Olvida el espectador indignado que la serie se pasa en la telepepé? Seguramente. Una confusión la tiene cualquiera. ¡Lo que faltaba! Está visto que el asunto del Prestige está reuniendo tal cúmulo de despropósitos que va a ser difícil igualar la cota que acabará alcanzando. Ahora resulta que el CSIC ha plagiado un informe toxicológico francés. Los prensadores de realidad tienen mala fe, indudablemente. ¿Por qué usar plagio cuando “intercontextualidad” es un concepto acuñado en los aledaños gubernamentales y validado por la ministra correspondiente?  Se espera, sin embargo, que se acuñe el concepto correspondiente a la mayor chapuza parlamentaria del año, una derrota ocurrida en Vitoria y celebrada soberanamente en Ajuria Enea. Sergi Pamies elogia el último libro de Jordi Costa: ¡Vida mostrenca!, contracultura en el infierno post-moderno. De obligada lectura. Jordi Costa tiene el don de la síntesis, la concisión y la capacidad de relación: hubiera acabado siendo, de haber insistido en sus estudios filológicos, un maestro de la literatura comparada, sin duda, quizás un digno sucesor de Claudio Guillén. ¡Menuda bofetada de realidad es la denuncia en la Opinión del lector hecha por Antonio Armengol, cuyo suegro lleva camino de fallecer de un cáncer hepático después de haber sido diagnosticado en enero de 2001, operado en noviembre de 2002 y necesitar una segunda operación urgente que no se le practicará, le han dicho, hasta la cuarta semana de enero de 2003! El suegro del señor Armengol jamás suscribió un seguro médico privado porque creía en el sistema sanitario público y, según afirma su yerno, en Jordi Pujol. ¡Bendita ingenuidad! El cortijerito está más preocupado por invertir los dineros públicos en campañas privadas de prensa y propaganda, pero a lo grande: papel del mejor, fotografías “a dojo” –que decimos en el rinconación- y, sobre todo, bien destacados: el virrey y el delfín. ¿El lema coincidirá, sospechosamente, con algún otro que acabe utilizando CiU en las próximas elecciones?  Ya se verá. Puestos a chapuzar, las épocas estertóricas se prestan como ninguna. Clonista no se entretiene en referir el contenido intemporal del suplemento dedicado a los protagonistas del 2002, a los nombres propios, a lo que son negritas en Umbral, porque ni es amigo del culto a la personalidad ni los nombres propios son, en la mayoría de los casos, propiedad ninguna, sino mero usufructo. Pero el signo de los tiempos que corren aparece crudamente en ese suplemento en la sección dedicada a la cultura. En recuadro destacadísimo aparece El año de Aserejé, una canción macarrapenada de un trío de muchachas llamado Las Ketchup, hijas de un guitarrista apodado El Tomate. Y en un subrecuadro, bajo el título Y además, aparecen ¡Imre Kertész, Eduardo Chillida, Barenboim y Edward Said! Clonista agradece que el fin de año se le eche encima y no prevé que  los demonios de la nostalgia se lo lleven con ellos así que ponga fin a su aventura insólita e inverosímil. De hecho, la patada en el culo ya se la ha dado quien puede, pues en la sección de la todopoderosa Economía, cuyo alarde tipográfico destaca sobre cualesquiera otras secciones, se ha entrado ya en el próximo año: “2003 arranca con la amenaza del petróleo”. Clonista cierra la realidad ofendido: ni siquiera dejan salir antes de entrar. Suerte que al final del día siempre cabe la esperanza de una buena película que le permita recuperar a Clonista, y la sociedad limitada de la que forma parte, la verdadera realidad. Hoy, The leopard man, de Jacques Tourneur.

lunes, 7 de marzo de 2016

28-12-02

Después del parón de un día, ése que no hace daño al año, Clonista se ha notado un tanto “encogido”, poco suelto,  como si le hubieran devuelto el toro a los corrales y, de repente, se lo sacasen otra vez para que acabase la  faena comenzada y no descabellada. Los Santos Inocentes deberían ser los patronos de los lectores de la realidad prensada, sin duda. Antes fue tradición decir tal día como hoy, la gran mentira impresa; hoy, desmarcado El País de ella, Clonista ignora quiénes la siguen, pero haberlos haylos. Y que no se mente a las noroesteñas ni de pasada, que no está el horno para bollos ni la fiesta para gaitas. De hecho, la realidad ya se encarga de convertir en inocentadas muchas de sus presencias, quién lo duda. Escrito ayer lo anterior, Clonista comienza la realidad prensada del día por el final, donde se explica que las autoridades chinas le han cogido miedo a Internet y han decidido cerrar los cibercafés, y coincide plenamente, una vez más, con Verdú, de cuya frecuentación supone que se le debe haber quedado la afición a reparar en esa trascendencia de lo trivial que, sin embargo, sólo tiene sentido en la elaboración estilística del asunto en cuestión. Como atinadamente observa el semiólogo, “la palabra inocente ha dejado de evocar algo positivo para referirse, sin mencionarlo, a todos nosotros, asiduamente burlados por las argucias del poder.”  La gran inocentada del día podría corresponder –entre las noticias de portada, que es donde solían figurar, en un alarde jocoso- al anuncio del nacimiento de un bebé clonado. Los experimentadores y las cobayas pertenecen todos ellos a la secta de los raelianos, fundada, según preciso informe de Rosa Townsed, por el corredor de coches y periodista francés Claude Vorilhon, quien fue abducido por extraterrestres clonados, los cuales le aseguraron que la especie humana es el resultado de clonaciones hechas con su material genético. De ahí al anuncio, lo habitual: fieles, dinero, estafas, más fieles, más dinero, más estafas, etc. Pero ahí está, abriendo la realidad prensada como aquellas antiguas inocentadas de entonces. Dos realidades de tomo y lomo lo son, sin embargo, el ataque de los rebeldes chechenos contra el gobierno títere de Moscú, que ha asesinado a más de 45 personas; y la clamorosa ausencia de Mayor Oreja del debate de Presupuestos en el parlamento vascongado, lo que ha propiciado que Ibarretxe saque adelante su proyecto de presupuestos, los que el PP había calificado de paso decisivo hacia el soberanismo. Andaba el hombre junto a los otros dos tenores, dando el do de adhesión al caudillito en una reunión del partido, cuando helo ahí que, por un mal cálculo –y Clonista sospecha que por la malicia de sus compañeros postergados (que vale tanto como postiturgaizados), que no se decidieron a agotar los tiempos de justificación de su posición, a que tenían derecho- el tenor orfeónico llegó tarde y mal a la votación. El comando checheno atravesó tres controles previos al acceso al edificio gubernamental sin que nadie sospechara nada. Realmente son pocos los méritos terroristas, y excesiva la ingenuidad de las autoridades. Poco a poco, aunque Clonista  no puede hacer otra cosa que ejercer de agorero, Corea del Norte va asumiendo su papel de protagonista, con poco texto y mucha amenaza en el desconcierto universal. Otra nota discordante, en una escala menor, es la ambigüedad calculada de Turquía, quien está dispuesta a hacerse de rogar, aunque su presión a Bushamérica la contrarresta ésta con su apuesta por un futuro estado kurdo, ¡la peor de las pesadillas turcas! ¿No es entrañable la diplomacia de las reacciones infantiles? La guerra de los botones debería ser libro de cabecera en todas las cancillerías de mundo y de todos los ministros de asuntos exteriores que en el mundo son. Una realidad paralela a la del Prestige es la huelga general venezolana contra Chávez. El bolivariano resiste allá; el caudillito resiste acá, contra viento y marea. Sin embargo, a pesar del chapapote, el conflicto vascongado vuelve a retomar las riendas de la omnipresencia. Clonista iba a escribir que por suerte para el goppierno, pero, después de la orejada presupuestaria de ayer, hasta su reserva espiritual de votos demagógicos puede acabar secándose. El goppierno lleva mal que se le opongan legítimamente, y en vez de contraatacar con argumentos, lo hace con agresiones presupuestarias. Ahora se desentiende de la promesa de dar más medios a los pescadores de las Rías Bajas. ¿Motivo? ¡Nada menos que montarle al padrecito de todos los españoles de bien una huelga de hambre para prestigiarle! Han detenido en un pueblecito de La Rioja a un presunto terrorista  ligado a Al Qaeda. Lo sorprendente es el lugar, Tudelilla, pues cuanto más pequeño sea más probabilidades deben de existir de que el terrorista pueda ser identificado y controlado por las autoridades. La confianza recíproca en la inepcia de ambos conduce a seguridades absurdas. A Clonista, no obstante, sensible a los enunciados gramaticales, no deja de chocarle el subtítulo de la noticia: “La policía dice que lo entrenó Al Qaeda y que tiene un homicidio.” Así, casi como quien tiene un herpes, una hernia o un lunar a lo Virna Lisi... La proximidad del fin de año excita los buenos sentimientos demagógicos: el gociuerno de la Generalidad se rasca el bolsillo y anuncia a bombo y platillo la calderilla que les ofrecerá a las familias: 525 euros anuales por hijo menor de tres años; y para que sea vea que a ellos a igualitarios no les gana nadie, se lo darán por igual a familias que no llegan a fin de mes y a las que se pasan de mes, de año y aun de siglo, por así exagerar. ¿Pero no había ciento y la madre de asesores del gociuerno? La conclusión es que entre todos ellos no debe haber ninguno que sepa exactamente qué puede hacer una familia con esa calderilla escupida como un regalo de los dioses. Sí, la realidad tiene demasiados dioses, y demasiados profetas, y demasiados fieles. Por cierto, ¿qué hace una referencia a la obra folclórica capital de Joaquín Díaz en el rincón corazoniego y mundanillo de la realidad? ¿Purga ahí sus simpatías poppulares? Excesivo castigo, considera Clonista, a poco que se tenga cierta sensibilidad para las creaciones del pueblo. La subida del precio del petróleo significa, como es habitual, que la inflación acabará castigando a los mismos de siempre. Lentamente el fin de año va acumulando señales de inmerecidos castigos por venir. Durante los próximos tres días, además, se huele Clonista que los resúmenes del año le pondrán sordina incluso a las más crudas realidades que busquen su lugar bajo el sol prensado. Mañana domingo es día idóneo, y hasta obligado, para el arqueo, no obstante.

domingo, 6 de marzo de 2016

27-12-02

Se hizo la realidad. ¡Loada sea Prisa! Aunque hoy convenga comenzar por el final, donde Millás describe el vacío como símbolo de la modernidad. “ ‘Da pena abrirlo’, ésta es la expresión que más se oye en  la actualidad cuando alguien recibe un regalo. Toda la realidad tiene ya algo de envoltorio, lo que en estas fechas tan señaladas se nota más que nunca.” Eso es lo que le ha pasado a Clonista cuando ha recibido su realidad prensada a cambio del euro inflacionario que cuesta: le da pena abrirla. Sobre todo porque, a muy poquitos días del tricentésimo sexagésimo quinto día de su aventura, va a ser muy difícil que, abierto el envoltorio, algo sea capaz de sorprenderle. Todo es tan vacío como el “equipaje científico” de la excursión espacial que el goppierno va a regalarle a Pedro Duque. Los ataques en tromba contra la realidad siguen marcando la agenda política del goppierno.  Se reúne el PP para afrontar la crisis del Prestige y, condicionados verbalmente, salen de la reunión con una conclusión de prestidigitadores de pacotilla: leña a los presos de ETA, y que cumplan íntegras las condenas, o asín…, aunque las asociaciones de juristas señalan que eso ya está previsto en la legislación vigente: fuegos de artificio, típicas cortinas de humo, pues, o maniobras de distracción, si han sido apadrinadas por Trillo. De Galicia, sin embargo, nada se supo, salvo que quizá repartieran pinchos de mejillones durante el cónclave en acto de solidaridad, porque Fraga ya no está para demostraciones como la de Palomares, y el caudillito ya se sabe que no va a hacer demagogia con las fotografías, que eso debe de quedar para el Rey y el Príncipe, que no tienen tan claro el porvenir laboral como él, qué coño. Clonista espera, ansioso, la cartita publicitaria que el PP va a enviarle, y en la que pone a caldo a la oposición, que es quien gobierna, ¿o no? La pregunta pertinente, de ecónomo, es: ¿por cuánto saldrá ese buzoneo? ¿O acaso entrará en los imaginativos artificios contables con que se saldan las cuentas de los gastos electorales? La primera regla elemental de la demagogia quizás obliga a preguntarse si no sería más adecuado invertir esos gastos en material para luchar contra la marea de chapapote. Acabada la Navidad, bienvenida la normalidad: nueve palestinos asesinados por el ejército israelí, aunque el titulador de El País se los adjudica al día. Las tropas acaban con la tregua en “un día que se cobró nueve muertos.” Es que allí los días son muy violentos, demasiado. El 1 de enero próximo, cuando Clonista haya entrado en un aislamiento estilita, aunque no buñuelesco, Lula tomará posesión de su esperanza, pero desde una semana antes comienza, con buen criterio, a preparar la reelección, pues no en balde señala que la “herencia” que va a recibir es bastante peor de lo que se pensaba. Javier Pérez Royo, cuya inquina razonada contra el goppierno comparte Clonista, distingue entre el miedo a perder las elecciones que padece el goppierno y el pánico a lo mismo. El primero le parece saludable en una democracia. El segundo “puede convertirse en un reflejo antidemocrático” y “me temo que en esas estamos”,  en el predominio del juego sucio al que no le importa llevarse el sistema por delante. El ayuntamiento de Barcelona ha decidido editar un libro en el que se narra la vida de un luchador antifranquista, Manuel Martínez, al que la profesionalización de la política ha arrumbado en el gueto de las luchas vecinales, ¡tan indispensables!: una vida ejemplar, se mire por donde se mire: un héroe de nuestro tiempo, aunque no haya sido la suya una vida triunfal. ¡Cuántas vidas como la suya no serán nunca, no ya reconocidas, sino simplemente conocidas! En medio de tantas desdichas, Aznar preside un acto de reparación cultural: el inicio de la rehabilitación de la sede de la Institución Libre de Enseñanza. Poco le llegó a él de aquella nueva pedagogía y de aquel espíritu liberal, pero ha de reconocérsele el detalle de no haber empantanado, aunque igual es lo único, los esfuerzos emprendidos por los gobiernos de Felipe González en pro de la recuperación de una parte importante de la historia cultural española. Dicho queda. José Suárez Carreño ha muerto. Clonista ha leído sus títulos de crédito, escritor y luchador por la democracia, y ha seguido leyendo hasta descubrir lo que quizás sea una más entre sus muchas lagunas formativas. En 1955, su novela Proceso personal perdió el reconocido Premio de la Crítica ante La Catira, de Cela, aunque en la época se valoraba más la novela de Carreño. Clonista acaba de comprometer una lectura inmediata, si es capaz de encontrar la novela, claro, porque en las librerías de nuestros días, como en los museos que denuncia Millás, no hay fondo, esto es, nada se retiene más allá de los pocos meses que duran las viejísimas novedades sobre los estantes privilegiados. Mientras, en Portugal luchan contra el déficit a golpe de despidos en el sector público, hasta 40.000 nuevos cesantes habrá en los próximos cuatro años, en los tiempos preelectorales españoles que se viven, la política para matar el rato de Cascos consiste en aumentar la plantilla fija de Correos en 6000 nuevos empleados, que eran temporales. ¿No se debería vivir en estado electoral permanente? Pues se debería, sí.
26-12-02

Hoy no hay realidad prensada. Nada existe. Silencio.

viernes, 4 de marzo de 2016

25-12-02

El día de Navidad también existe la realidad, aunque se disfrace de glotonería. Y en Cataluña, donde se celebra más San Esteban, en tanto que protomártir, también hay realidad prensada, pero no mañana. No es cuestión de llevar la contraria, sino de coherencia idiosincrásica. Hoy la realidad se desciñe a la gran comilona y a la reunión del clan familiar. Ritos. También lo es el mensaje navideño del Rey, cuyo contenido, por prescripción simbólica, ha de abrir el espacio de la realidad prensada de hoy, aunque no en el resto de España. Buenos deseos paternales y obviedades. ¿Sinceramente puede hablarse de un mensaje personal? A su lado, el expediente a la jueza que quiso beneficiar a Mario Conde tiene todos los visos de una realidad que pone al descubierto esa camaradería entre los poderosos y los funcionarios públicos sin la cual muchas tropelías de todo tipo y condición no podrían cometerse. En este caso, María del Prado Torrecilla –a quien desde ahora le cabría rebautizarse María del Pardo- ha escogido mal, y es posible que se haya jugado la carrera. También se la jugó Liaño, pero al servicio del caudillito, y obtuvo su escandaloso favor. ¿Habrá pecado de romántica la jueza? Bien puede ser. ¿Perdura aún el encanto de la gomina? No puede ser. Lo que no ha podido ser es que el goppierno responda al ofrecimiento de ayuda de algunos científicos, entre ellos Víctor de Lorenzo, premio Jaime I de 2001 de Protección del Medio Ambiente ¡Cientifiquitos a un goppierno tan sobrado, amos anda! Entre las matas trilladas por donde rajan los cascos, ¿quiénes son los guapos que se atreven ni siquiera a sugerir que el goppierno necesite alguna ayuda? Y si se atreven es que son caldereros contubernistas, profesionales de la demagogia. Llueve sobre trillado: “las playas están esplendorosas, no es el ‘apocalipsis’ que nos han descrito”, dice el ministro del Perejil después de contemplar a vista de pájaro la costa gallega. ¿La gallega? ¿Por dónde le volaron al ministro? La nota emotiva, la apelación a los buenos sentimientos obligados por la festividad aparece en la segunda página: el acuerdo para que las tropas de ocupación israelíes se retiren del centro de Belén. Ahora bien, el acuerdo no empaña la percepción universal de que este año en Belén no hay nada que celebrar o, en segundo titular, que es “la fiesta más triste”. El origen de la tristeza lo encuentra el lector en la única tristeza auténtica, la económica. El sueño de reyes berlanguiano de los belenitas es “que aparezca un autobús enorme, blanco, nuevo y reluciente, cargado de turistas”, lo cual no deja de ser comprensible en una ciudad con un 70% de paro y en la que ha aparecido el jinete apocalíptico de la miseria, hermano siamés del de la guerra. ¿Quién podría disputarle a Palestina e Israel el primer puesto de la industria turística, si ambos estados, confederados o no, pudiesen convivir en paz?  En Corea del Norte, cuya singularidad, además del fracaso social del régimen comunista –hambrunas incluidas- es la capacidad de destrucción masiva, los dirigentes les piden a los ciudadanos que se conviertan en “bombas humanas contra EE UU” a raíz del conflicto que les enfrenta con los halcones usamericanos, que no están dispuestos a permitir que Corea del Norte, nada sujeta a la imperialpolitik reinante en Washington, disponga del mismo poder que tienen India y Pakistán, entre otros. Lula sigue dando pasos de concentración política y ya se esperan con ansiedad sus primeros cien días de gobierno casi de unidad nacional. Algunos ejercitando las palmas, otros afilando las navajas. Quienes no metafóricamente las afilan son los venezolanos: “Doce de cada veinte familias de Venezuela tienen armas en sus casas. El miedo a la guerra civil favorece el almacenamiento de arsenales”. Así pues, en cualquier momento puede armarse una balacera mejicana de aúpa, pues están al acecho de a ver quién desenfunda primero. Reconocimiento de méritos que engrandece al gopnvierno: “Un sondeo del Gobierno vasco indica que crece el rechazo de la independencia”. Pudiera tomar ejemplo el goppierno, tan aficionado a maquillar las del CIS, cuando no directamente a practicar una cirugía radical. Galindo, en libertad provisional; el presunto violador de la soldado Quiñoa, ídem; Roldán, ídem; Conde, frustrada; De la Rosa, en situación desconocida. La Navidad enternece el alma de los jueces, está visto. La todopoderosa creencia de que la escuela es la institución vertebradora de los países, cuando se trata de un sistema carcelario en el que los jóvenes han de purgar su minoría de edad hasta que, llegados a la penal, puedan salir a enfrentarse con las bofetadas del capitalismo neoliberal, se pone de manifiesto en la decisión blairiana de que en el Reino Unido se impartan clases contra las drogas. El dato es escalofriante: 45.000 jóvenes de entre 16 y 24 años son consumidores de crack. ¿Ese mismo número es el de potenciales alcohólicos y adictos al tabaco o se les han de sumar algunas decenas de miles más?  La sonriente responsable de Educación del PSOE arremete contra la Ley de Calidad, pero no dice ni una palabra del escándalo mayúsculo: ¿por qué el estado español financia a las empresas privadas de educación tan generosamente? ¿Acaso la UE considera el negocio de la educación una actividad económica distinta de la fabricación de coches? ¡Cuántas cosas ignora Clonista! ¿Se atreverían a proponer la conversión en centros públicos de todos los centros concertados?  Sabe y no contesta. La “fatiga de vivir” no es aceptable legalmente para avalar la eutanasia, de ahí que haya sido condenado un médico que ayudó a morir a un hombre de 86 años. Los padecimientos psicológicos, pues, no caben dentro de la Ley de Eutanasia. O tienes una enfermedad tremebunda e irreversible, esto es, o se te deteriora el cuerpo hasta el pudrimiento o no tienes quien te dé el pasaporte para el otro barrio dulcemente. ¡Ay, el materialismo occidental! Mientras haya cuerpo hay esperanza, debe ser su lema.  También con 86 años, pero sin suicidio dulce por medio, ha muerto Frederick Knott, autor de tres obras de teatro, de dos de las cuales consiguió vivir hasta su muerte: Dial M For Murder y Wait Until Dark. Ambas fueron exitosas películas: Crimen perfecto y Sola en la oscuridad. Según su viuda, “odiaba escribir”. ¿Contribuyó a ello que le rechazaran hasta en siete ocasiones –siete avispados productores-  Crimen perfecto? No deja de ser un estímulo para Clonista.