31-12-02
Estando su casa sosegada y con ansias de libertad
inflamado, Clonista se asoma, tal día como cuando comenzó –porque las del alba
le dieron ayer en la larga y alegre nochevieja-, por última vez a la realidad
prensada. Podría vencer el deseo de libertad a la ambigua emoción de perder su
esclavitud, exclavitud desde el último punto final de la clónica de hoy –otro
día, como aquel lejano 1-1-02, en que la realidad tampoco existe, salvo el
silencio de una casa que duerme a la luz del día bien entrado el rito animado
del culto a la transición calendaria del gran enemigo de la especie–, pero Clonista,
a pesar de su contenida euforia por haber llegado al puerto de su reposo, se
acerca a la última puerta que le franquea la entrada al gran bazar de la
realidad prensada y se siente confuso, fundido con una emoción tan difícil de
describir como de evitar. Contempla sus garabatos apresurados y viscerales, sus
círculos y sus flechas, y le parece estar descubriendo un legajo antiguo con anotaciones
silenses. No ha inventado una lengua, pero la realidad toda, después de haberla
buscado aquí y allá incansablemente, es únicamente lengua. La carne ¡y aun la
médula del hueso! se han hecho verbo. Y lo que se ve es el juego de la voz que
recrea y enamora, que hace y deshace a su antojo, el de la real gana, la de
crear la realidad y decir que es nuestra obra de arte, el espejo de nuestra
alma y la única sangre que nos alienta. Y el anuncio de la sangre que vendrá le
pone fin al año, como también que el horizonte carcelario se ensanche hasta los
40 años, que es cifra caudillesca que debe llevar muy dentro quien reside en el
goppierno, porque presidirlo no lo hace, si acaso “presidiarlo”, pues los
impulsos encarceladores del disciplinado gerente se ensanchan a menudo hasta el
deseo de trincar a la desleal oposición y trenarla para que sus trinos de
protesta le recuerden los lejanos años de su juventud –perfectamente instalado
en la pax franquista de sus amores- en que se burlaba de quienes se arriesgaban
para que a él, ¡paradojas de la historia!,
le acabara eligiendo el pueblo. En la mismísima puerta del Bazar aparece
la sangre derramada, que es realidad de privilegio en la realidad de realidades
que es la realidad prensada: un extremista islámico mata a tres médicos
misioneros usamericanos en Yemen. El cegado por la fe estaba convencido de que,
sacrificando corderos occidentales, se haría más grato a los ojos de Dios, a
cuya diestra se sentaría, llegado el caso de la muerte. Por otro lado, el
propio concepto sonrojante de “misionero” –nada que objetar a la generosa y
solidaria condición de médicos de los tres infortunados-, ¿cómo es posible que
se acepte como si tal cosa? ¿A quién coño han de ir a convertir al otro lado
del mundo? ¿Cómo sonaría que a tantos imames como están instalados en Europa se
les denominara misioneros? Y lo que es peor, ¿cómo se reaccionaría? ¿Es el
proselitismo consecuencia de algún gen concreto?, porque marca singular de la
especie sí que lo es. Hoy, a su modo, también es el día del euro, el de la
rendición de cuentas que salen bastante abultadas, aunque las autoridades
económicas nos dan ese 0’2% para no dejarnos por imbéciles, aunque aún hay
quienes llegan a decir públicamente que no ha repercutido en los precios la
entrada del euro: ¡bendita malafé! El gran espacio real donde el euro se mueve
como pez en aguas turbias, la bolsa, no deja de acumular pérdidas. El indicador
español por excelencia, el Ibex 35 –Ibe de ibero, quiere suponer Clonista
ingenuo-, ha descendido un 48’14% en tres años, ¡pero “en plena crisis de
confianza”! ¿Qué quedará para los tiempos aciagos de la desconfianza? Clonista
se despide de ese cogollito de realidad que es el dinero, y cuanto gira a su
alrededor para generar más, con idéntica perplejidad que al comienzo de su
aventura: no hay quien entienda los infinitos caminos del único dios
contemporáneo que, en vez de enfrentarse a los fanatismos religiosos, tiene,
además, la mala sombra de aliarse con ellos, porque in god they trust, los del eje del mal y los del eje del bien, para
perplejidad del resto. El mismo baile de muertos que se produjo en la
liberación de los rehenes en el teatro moscovita, se produce ahora con la
contabilidad de quienes fueron asesinados por el comando terrorista suicida que
atentó contra las instalaciones gubernamentales del gobierno checheno títere:
ya van por 85, se espera que pasen de los 100. La oposición a Chávez añade una
consigna fácil de seguir: la huelga de impuestos: ni un duro para el estado
bolivariano. El tira y no afloja en que anda metido un país partido en dos
tendrá un desenlace no difícil de prever: campo abonado para profetas de vía
estrecha. Resulta casi enternecedor el afán reparador de la mala conciencia de
la realidad prensada: a un año de olvido, media página acelerada de recuerdo
atropellado: Angola, Somalia, Liberia, Sudán, Colombia... Eso sí, la realidad
consignada es la del informe de Médicos Sin Fronteras: Las crisis humanitarias más olvidadas del año 2002. En Ecuador,
Lucio, que parece seguir la estela de Lula, ha nombrado a una india ministra de
Asuntos Exteriores. Clonista no ignora que nombramientos así tienen un carácter
modestamente revolucionario. Clonista quiere huir de los arqueos y la carta de
José Suárez muestra bien a las claras el porqué: “Pero, en fin, lo que ya es
irremediable, año 2002, es que todo [la descripción ut supra de los males correspondientes] se haya recrudecido en el
curso de tu tiempo y, por ello, siempre serás recordado como un año de males.
Eso ya no tiene remedio.” A Clonista nunca le han gustado los juicios
sumarísimos, y menos a los años. No hay años buenos ni malos, obviamente; pero
todos ellos vendrán y nos harán más ciegos, en justa sentencia ferlosiana. ¿Puede aparecer como “novedad” la denuncia de
Belloch: que “el PP usa el terrorismo de forma partidista”? Lo lleva haciendo
desde antes de aquel atentado lamentable contra quien salió de él autoinvestido
de carisma, baraka, azulete y con la autoestima demagógica hiperbolizada. Clonista
siempre agradece la información y sería deshonesto no reconocer cuanta le ha
llegado, y tan buena, a lo largo de su travesía. Miguel Angel Aguilar comienza
su columna con la referencia a una novedad editorial: un libro de aforismos
compilado por Jorge Wagensberg: Si la
naturaleza es la respuesta, ¿cuál era la pregunta?, que Clonista ha pedido
para Reyes. A los Reyes tendrán que pedirles argumentos convincentes los
responsables de que se haya producido el lamentable suceso en la comisaría de
Málaga, en una de cuyas celdas originaron un incendio los esclavistas que
imaginaron una huida imposible en la confusión subsiguiente al desalojo, el
cual acabó siendo, sin embargo, muy diferente de como lo habían imaginado, y
cuyo saldo dramático es ya de tres muertos y ocho inmigrantes hospitalizados,
cuatro de ellos graves. Según confesión espontánea, la policía actúo a los 20
segundos de producirse el incendio; según los bomberos, cuando ellos llegaron
la celda aún no había sido abierta. Que se coja antes a un mentiroso que a un
cojo lo saben bien en el goppierno desprestigiado, pero lo ignoran sus
subordinados, o tal parece. Clonista ha dudado si el anuncio de un acto de
canibalismo en directo en una televisión británica cae del lado de la realidad,
pero ha tenido que reconocer que sí. Y mayor realidad aún es la defensa que el
canal 4 británico hace de la emisión: “para entender el arte”. ¿El arte? “En el
documental, un artista chino prueba el cadáver de un bebé que nació muerto”
¿Artista? Clonista ha acompañado los
estertores pujolianos a lo largo de este año que ha sido el de su despedida
política, con buena parte del que acaba de entrar, y su último mensaje virreyal
ha sido como el primero: “Pujol pide a la sociedad civil un compromiso en
defensa de la identidad.” ¡Aún con la baratija de la identidad! A su lado, el PSC envía su mensaje particular
de fin de época cortijera: un sondeo electoral partidista le confirma 8 puntos
de ventaja sobre CiU. A veces, sin embargo, la realidad partida y la entera
coinciden, sin que sirva de precedente. Lo que se daba aquí se acaba. Sin
rencor. De corazón. Nada es real. Y menos aún esta Clónica del año 2 a la que el año 3 le pone puntos suspensivos. Clonista
se despide con la convicción de Roquentin: “una aventura no se empieza de nuevo
ni se prolonga.” Pues eso.
Vale.
P.S.
Conclusa la clónica, recibe Clonista de su amigo fraternal Luis Valdesueiro una
rareza olvidada, la Historia de Medio Año,
de Ramón Gómez de la Serna, quien se propuso escribir durante 1935 lo que iba a
llamar La novela del año. Desengañado
de su esfuerzo, y de encontrar editor para continuarlo durante varios años, se
acogió a la generosidad bergaminesca de Cruz
y Raya y publicó una síntesis de lo que había escrito. Las últimas palabras
de ese medio año sirven igualmente para el año entero de Clonista: “Y aquí
acaba mi esfuerzo inútil de contener lo más destacado del año que ha ido
pasando, desengañado de poder continuar esa galería de años con sinceridad de
cronista secreto.”
Vuelve
a Valer.