19–1-02
Cada
día que pasa le desconcierta más al Clonista la imposibilidad de tener una
clara conciencia de la realidad en la que supuestamente está metido hasta el
corvejón. Todo se le descompone y se le escapa, todo es inseguro y en nada ni
nadie puede uno fiarse; la vida, como agua en cesta, se dilapida en instantes
fugaces que no componen ninguna imagen reconocible. Sabe que Enron acabará
enredándose en el gobierno de Washington y sacándole los colores verdes a
muchos patriotas patrioteros, los mejores estafadores del mundo entero. Sabe
que dos de los tres jueces que excarcelaron al narco arremeten contra el
presidente de la Sala, al que responsabilizan de haber inclinado la balanza
hacia el favor del acusado más de lo que la justicia y el sentido común
exigían. Sabe que aún, y no sabe si será el último día, aparecen artículos
glosando la figura de Cela. Con todos ellos se puede construir una hermosa
panorámica de vanidades, porque, quien más quien menos, todos quieren estar a
la altura estilística del difunto, y ahí hay más de un desastroso naufragio.
Sabe que un anuncio de mujeres con tallas de la 42 a la 46, hermosas y
mujeronas como ellas solas, reconfortará a muchas acongojadas. Sabe que Bayer y
Axa andan con problemas: la primera asociada a 100 muertes por un medicamento,
Lipobay, que suena a píldora para adelgazar, la píldora que esperan más de 1000
millones de personas del primer mundo; la segunda, porque la justicia la obliga
a pagar de inmediato más de 1'85 millones de euros a un asegurado, tras
batallar en los juzgados hasta la extenuación, porque una aseguradora ha de
luchar por captar clientes y, sobre todo, para impedir desembolsar ni un euro a
nadie. Y con cuanto sabe sólo sabe que todo se desvanece como por ensalmo y
desaparece, y se siento solo y descolgado de la realidad frente a la pantalla
del ordenador donde la vida se reduce drásticamente a un juego de contraste
tradicional: negro sobre blanco. Y el Clonista quiere creer que en esas cadenas
de monótona morfología está la realidad como un hecho, no como la desfiguración
bícroma de un desvanecido y adormilado proletario y paterfamilias.
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