lunes, 24 de agosto de 2015

24-6-02

     Un año más que pasa por la vida artificial de Clonista, justo en la mitad del año natural. El calor sigue reblandeciéndolo todo, y la realidad se dalifica. Incluso la amenaza de insurrección legal de Chaves contra el decretazo suena blanda y amable dentro de su firmeza desafiante. Tras la huelga general, los barones se le suben a las barbas al caudillito, intuyendo su próximo declive, a juzgar por las cifras macroeconómicas y por esa ley pendular que hace abstracción de logros, hipotéticas simpatías  y liderazgos incontestables. Ahí está Fox, el mejicano de las botas que ahora es tenido por botarate e incumplidor, candidato a perder más de la mitad de sus antiguos seguidores embobados, o embotados, que tanto vale. Un lunes de Sant Joan es festivo en Cataluña, de ahí que, tras una jornada de celebración familiar -y el arroz negro exquisito en modo alguno ha de entenderse como metáfora de nada-, la lectura de la realidad prensada tenga algo de resaca pesada y aturdidora. A su manera, es también parte del efecto habitual del estrés y el desánimo: alterar el sistema inmunológico. Y Clonista teme mucho esa eventualidad, pero sin aprensiones, que nunca ha picado en hipocondríaco. Por motivos ociosos, Clonista destaca de la realidad del día una noticia perfectamente prescindible para quienes no sean usuarios del Mar Menor: la presencia multimillonaria de medusas en sus aguas, más de 70 millones de los enojosos y prolíficos animalitos que tanta alarma causan entre los bañistas. El uso de nitratos como abono y la llegada de estos al mar para convertirse acto seguido en alimento de las medusas parece ser la causa científica de la ingrata colonización de Mar tan calmo y salado. También a su modo, la colonización de construcciones en los paisajes pirenaicos de Baqueira-Beret, autorizada por el pro-goppierno de CiU en su despedida política del poder para darles gusto a los depredadores inmobiliarios es otro desastre ecológico de difícil arreglo a posteriori. Y poco más. Y menos con el semi aturdimiento de la ola de calor. La climatología condiciona la realidad hasta niveles difíciles de incorporar a una reflexión supuestamente intelectual, y tantas veces visceral, algo de lo que Clonista es perfectamente consciente, pero prefiere desarrollar el asunto con más calma, con la que se avecina tras el inmediato final de curso y comienzo de la excluyente y rigurosa dedicación  digamos artística.

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