15-8-02
Una fiesta
en plenas vacaciones sorprende a Clonista como a cualquier hijo de vecino con
un repentino cierre de los comercios sin, de buenas a primeras, entender qué
ocurre. Con todo, tras un día de playa tardía, Clonista, con el ruido de fondo
familiar de un telediario más que appañado, intenta concentrarse en el
levantamiento de su clónica diaria. Es evidente que aquel entusiasmo inicial
relativo ha dejado paso a una serenidad crítica no exenta de ciertas airadas
rebeldías o algún que otro cinismo moderado. A estas alturas del calendario, Clonista
sabe que es muy impropio haber bautizado como Clónica del año 2 su aventura un
tanto hermenéutica, otro masoquista y un mucho absurda. En modo alguno esta
suerte de dietario monotemático puede ser una réplica de la realidad. Como
mucho, una réplica a la realidad, lo que, bien mirado, tampoco deja de ser un
cierto consuelo. Siguen las noticias de desastres naturales propios de la
estación, y en realidad de cualquier estación, pero más llamativos en la
presente. Praga, inundada, ha sido la más afectada, pues al desastre propio de
la naturaleza se le sumará el de las cancelaciones turísticas. Pero no
diferente suerte han corrido Alemania y Rusia. Clonista sí que puede testificar
que, a su juicio, este verano del año 2 ha sido francamente sorprendente, con
unas variaciones de temperaturas más que inusuales. En Israel, un líder de la
Intifada es juzgado como terrorista prisionero de guerra por pertenecer al
movimiento Al Fatah que, sin embargo, gobierna en lo que acabará siendo el
futuro Estado palestino. En otra corte judicial, en Venezuela, se absolvió a
los golpistas y Clonista ignora si el argumento de la defensa, que Chávez
renunció al poder, fue factor decisivo. Mafiosconi endurece su posición
antiinmigración ilegal y establece una competición con el goppierno español.
Por fin, en el PNV, consolidada la propuesta de ilegalización de B, hay señales de achantamiento. De la
chulería del plazo de dos meses han pasado a “tiempo hay” para cualquier
negociación, precedida del claro mensaje de que el PNV “no romperá las reglas
de juego.” Los partidos estatalistas presionan como pueden: identificando a
Arzalluz con ETA mientras está caliente la indignación. Decididamente, las
noticias de sucesos ocupan un primerísimo plano que llena la realidad de
sangre, furia y miseria. El “cierre electrónico del Estrecho” supondrá, se
supone, un control de la avalancha de pateras. La inversión, al menos, debería
garantizar que se redujera sustancialmente el tráfico esclavista entre los
disputadores vecinos de Perejil. Hay debate para años, y la realidad oscilará
en función de las sentencias judiciales. Los propietarios de un cámping de
Tarragona han obligado a irse a 8 familias gitanas que veraneaban en él desde
hacía nueve años. Las quejas de los otros campistas respecto de los supuestos
comportamientos incívicos de los gitanos han sido determinantes. El alcalde de
la localidad, del PSC, les da la razón a los propietarios. IU denuncia el caso
como una clara muestra de racismo. El titular no se pronuncia. El que sí lo
hace es el siguiente: “Un ratón castrado hace de semental de cabras y cerdos.”
Los ocho minitestículos que lleva injertados en la espalda el roedor dan
comprensible explicación del provocador y veraniego titular. Cerca de ese
artículo, el de la deseada clonación de una mujer, le toca muy de cerca a Clonista,
como es obvio. Y desde esta clónica la anima, además, a su clonación, por mucho
que haya un cuestionamiento científico, moral y político. La identidad, la
descendencia y otras cuestiones colaterales, a veces dañinas, ciertamente
vuelven comprensibles la clonación.
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