20-9-02
Entrar en
el primer fin de semana, que no significa de ocio en la voluntariosa profesión
evangelizadora de Clonista, sin que se le acumulen las clónicas parece una
hazaña que espera tenga continuidad en los próximos por venir. Cuando
comenzaron las vacaciones estivales, Clonista se las prometía muy felices,
pero, al final, las dentelladas del tiempo siguieron igual de voraces y
descomunales, de modo que no fueron pocas las veces en que la presión del
compromiso le hizo rozar el desangelado territorio de la desesperación. La
serenidad es un ideal que sólo alcanzará Clonista, previsiblemente, cuando se
quede lelo o el filo de la guadaña le corte, definitivamente, la respiración.
Con todo, es bien cierto que la realidad prensada sigue siendo una de las
primeras fuentes de regocijo de Clonista, además de justo todo lo contrario,
por supuesto. Ver las caritas del caudillito y de su caudillón asomando por el
puente de mando de la recién botada fragata Álvaro de Bazán, tocado cada uno
con su sombrerito de circunstancias, el caudillito tipo usamérica style y el caudillón modelo tradicional franquista
es todo un poema cómico-siniestro que no tiene desperdicio. La reacción de
Sharon ha elevado la tensión en Oriente Medio hasta unos límites que rozan lo
inimaginable, porque el asedio a Arafat en su cuartel general no busca sino
acabar con él, asesinarlo, que es la única obsesión del genocida de Sabra y
Chatila. Las dramáticas ironías del capitalismo son hirientes. Costa de Marfil
produce el 40% del cacao mundial. Los precios han caído por los suelos y,
después de haber sufrido un golpe de estado, el país ha entrado en una crisis
que se intuye dramática. El simple anuncio de la sublevación militar, sin
embargo, ha permitido que subiera el precio del cacao en el mercado
internacional. ¿El saldo? 105 muertos y 150 heridos, de momento. Abrir un bote
de cacao para desayunar le parece a Clonista que es como abrir una sepultura.
Natalia Junquera, con su carta, le recuerda a Clonista su ceguera transitoria
ante las palabras de monseñor Ajenjo, amargas como ellas solas, con las que
defiende, como portavoz de la Conferencia Episcopal, que la violencia doméstica
no es motivo suficiente para anular un matrimonio. Igual no aparecieron por
exceso de vascongadurías, pero si lo hicieron, debía de estar sufriendo Clonista
una bajada de glucosa, pues no puede desatenderse, en plena controversia sobre
si es necesaria o no una ley integral sobre la situación de la mujer, indefensa
en su mayoría frente a los malos tratos causados por los hombres, una
participación tan iluminadora por parte de los pastores –de pasta gansa en los
paraísos fiscales, claro- católicos. Al primero a quien deben de haber
iluminado debe de haber sido al caudillito, que se retracta de sus compromisos
y se refugia en el donde dije digo digo que no dije, ¡y a ver quién le tose!,
escudado como habla en su mayoría absoluta, quizás muy próxima a ser disoluta,
no obstante. No puede sorprender a nadie que después de haber sido detenido un
policía que espiaba para ETA, los dirigentes de B usen documentos de usos
interno de la policía para atacar al consejero de Interior Javier Balza. ¡Cómo
va a sorprender si, prácticamente, son parte activa del poder gubernamental!
¿Por qué, si no, iba a disculparse el ejecutivo vascongado con los asistentes a
la manifestación por el trato recibido por los Betaseguidores? Se vuelve a la
época de los manifiestos, ¿o nunca ha acabado de pasar esa época que, en
realidad, es más un estado de ánimo que un tramo temporal? 150 intelectuales
españoles y marroquíes... ¿Por qué al malévolo Clonista se le solapa aquel
título de si hubo o no once mil vírgenes...? Destacar que la Guardia Civil ha
detenido a dos constructores que empleaban a inmigrantes no regularizados en
Torrevieja es reconocer que junto a esos dos hay más de dos mil veces dos y
quizás más, pero las órdenes... ¿cuáles son, por cierto, las órdenes?, ¿úntame
y explota feliz? No está claro por qué no aparecen noticias de ese tipo a
diario, nada claro. Mientras Clonista aguarda la iluminación jurídica de Pérez
Royo se consuela leyendo las enrevesadurías de Verdú, tan atento siempre a lo
último, y a sacarle el partido conveniente. “¿Es real la realidad?”-pregunta
que fue el título de un libro de Watlawick, como recuerda Verdu- es, para el
sociólogo, la “cuestión central de nuestro tiempo”. Lo analiza en relación con
la película Simone, del autor de la
más que interesante Gattaca. Para
Verdú el triunfo cae del lado de la ficción, pues el público no admite que una
mujer real haya suplantado a la heroína virtual. Clonista, aunque debiera, a
estas alturas, ser ya un auténtico experto en realidades e irrealidades,
verdades y ficciones, no sabe qué decir, salvo que todo puede buclearse ad absurdum. Las palabras dan mucho juego, sin duda, y que haya una
Moratti, ministra italiana de Educación, dispuesta a reimplantar el crucifijo
en las escuelas, tras haber recibido del rincón italiano de la realidad como
penúltima noticia la manifestación antiMafiosconi organizada por un Moretti,
parece algo más que un chiste. La medida ministerial no lo es, sin embargo. Y
dada la amistad del caudillito con Ducesconi, mucho se teme Clonista que del
castillo becqueriano como un fantasma de otros tiempos se descuelgue, para
volver a enjaularse, ese crucifijo tan apto para consolador como para martillo
de herejes. ¡Qué paciencia no ha de tener Clonista para pasar por la pequeña
política rinconacional y empeñarse en que un personajillo mediocre como el
consejero Franco, por ejemplo, haya de tener una importancia que jamás tendrá,
aunque de su departamento pudieran salir medidas que paliaran una situación tan
espeluznante como la que señala la estadística de los accidentes de trabajo?
Por otro lado, le espera al clonista La
madre muerta y, la verdad, no hay color. Lo dicho.
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