martes, 29 de diciembre de 2015

25-10-02

     Un día como hoy es y no es como cualquier otro día. Y a través de la realidad prensada se advierte con nitidez cuánto cae del lado del lector para que así sea y cuánto del empeño de los prensadores para que no. El tirón uniformador de la realidad prensada es enorme, so capa de su diversidad, so capa de que en ella cabe todo. La trampa de la pluralidad de contenidos es el alibi de la estrechez de su esquematización de la realidad, de su jerarquización. Cierto que nada como un buen hábito para atrapar a un delincuente o para someter a un díscolo, pero también para crear la ficción de identidad y, por esta vía, la de libertad y, finalmente, la de que todo ello es real, ¡empíricamente! Y así vamos tirando. Ya ha habido una asesinada en el teatro de Moscú y la amenaza de un sanguinario final pirotécnico se afianza. Putin, a quien cogieron con un pie en la escalerilla del avión para irse al extranjero, donde tan bien le acogen, ha sentenciado que la operación “se preparó en el extranjero.” Y punto en boca. ¿Se deberá a la influencia de su sintonía con radiocaudillo –emitiendo desde la España libre para toda la Europa que no va bien- ese ramalazo franquista que le ha asomado a Putin y en cuya formulación sólo echa Clonista de menos aquella muletilla de la “conjura judeomasónica”, hoy islámica, sin duda? El asalto criminal tiene, como se decía antes, muchas lecturas, pues no hay gestos inocentes ni insignificantes cuando de una masacre se trata. El  hecho de que sea un teatro el edificio público que se ha asaltado indica bien a las claras el nexo talibán de la acción; pero la declaración de una viuda guerrillera, aspirante al santoral de mártires islámicos, añade una dosis de realismo integrista que equiparará, de producirse, esta matanza a la del 11-S: “Hemos elegido morir en Moscú y mataremos a centenares”, reza el titular de la columna exenta, si bien suprime -¿por qué?, ¿a qué prensador jefe le pareció que incluirlo era atizar el fuego del antiislamismo o algo por el estilo?- “de infieles”, que tan significativo se revela. Del otro lado de la irracionalidad, la Duma pidió a los secuestradores la liberación “de las personas inocentes, ante todo, de los niños y mujeres”. A Clonista, siempre con tan pocas luces –y hoy que escribe antes de que amanezca, menos- le parece que de una petición así solo cabe deducir que allí dentro hay culpables y que los hombres son, por serlo, más culpables que las mujeres y los niños. Que se sientan culpables, como sexo, por la mala vida que han dado a unas y otros a lo largo de la Historia bien está, desde luego, pero Clonista duda de que sea el momento idóneo  para mezclar temas tan distintos en un momento tan delicado. Más islam tangencial, el de uno de los dos francotiradores de Washington, ex combatiente de la Guerra del Golfo, el otro, su hijo adoptivo, o disparaba o jaleaba o conducía, aún se sabe poco. Sin la cooperación ciudadana, poco hubiera podido hacer la despistada mejor policía del mundo, incluido el FBI, tan fílmico como inoperante. Una carta al Director le pone a Clonista ante la evidencia de su mal ojo para captar realidades, y le hace sentirse culpable de no haber clonicado otro vínculo más con esa “ola de islamismo y antiislamismso que nos invade”: se queja Xènia Elías de que El País ha dado una información incompleta –que es el término cortés para falsa- el 23 del presente mes: “Contrariamente a lo que aparece en un artículo el miércoles 23 de octubre en su periódico, en el transcurso de los actos a los que asista el presidente de Irán, Mohamed Jatamí, las mujeres sí deberán ir con su cabeza cubierta y, tal y como bien decía el artículo, dichas mujeres no podrán dar la mano al invitado.” Como, más adelante, Antonio Elorza le dedica una columna al asunto, la culpabilidad de Clonista ha llegado a extremos tan insoportables que, ni corto ni perezoso, se ha ido al diario del día 23 para comprobar cómo había sido posible que se le hubiera pasado por alto un nuevo servilismo más del ahora goppusierno de España, tan reverente y considerado con las exigencias religiosas vengan de donde vengan, y arrasen con lo que arrasen. Una juez de vigilancia penitenciaria ha puesto en libertad a un preso de ETA que dice haberse arrepentido en cosa de dos meses, respecto de su anterior actitud, y cuya condena, por esos absurdos judiciales tan difíciles de explicar, ascendía a centenares de años. Como, al parecer, ya ha excarcelado a otros, el revuelo político ha sido considerable. ¿Compra esa juez su seguridad? ¿Se atiene estrictamente a la ley? Parece lo último y será lo que sea, que está por ver, que no por ser. La noticia de los posibles contratos millonarios con Irán supone Clonista que serán la ratio última que aclare la escasa repercusión del servilismo del goppusierno. La ciencia ha conseguido alargar la vida de un gusano sin que mermen su vigor ni su capacidad de reproducción. La extrapolación sensacionalista habla ya del futuro humano como de un futuro lleno de sesquicentenarios. Ahora bien, ¿para qué coño se estará a los 150 años, después de haber visto lo que, para entonces, se habrá visto? A este ritmo es probable que pase como con los móviles, que se expanden en proporción directa a la escasa importancia de las comunicaciones hechas a través de ellos: cuerpo sesquicentenario, mente protozoaria. Al tupido Luis/Lluís Izquierdo, lo han anonimado al dar cuenta de que "un informe señala que Cela no plagió 'La Cruz deSan Andrés'". Y la entidad de la tortura, comparar hoja a hoja las dos obras sometidas a juicio, bien merecía la autoría, ¿o no? Mcat (Mobilització Catalanista), un invento parecido al de Ciutadans pel Canvi, de Maragall, se presenta en sociedad animada, sobre todo, por su ardor patriótico, que está "por encima de las ideologías": "patria, patria, patria", y acabóse la historia. O bienvenidos al ruedo ibérico.

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