martes, 26 de enero de 2016

22-11-02

     Camino del final de noviembre, cuando la publicidad adelanta la estúpida necesidad de los futuros desembolsos que comprarán la felicidad, Clonista se mete en la tormentosa época de las correcciones laborales y la realidad se desvanece, oscurecida por la montaña atroz de ejercicios que se la oculta. Con  todo, y durante un examen sobre El Lazarillo, ha podido abrir la realidad prensada y advertir el cisco que se ha armado entre los expertos y los irresponsables políticos a cuenta de la divergencia entre las estimaciones de los primeros y las mentiras de los segundos. Al otro lado de la página, y enmarcando la prepotencia usamericana, tres breves de relieve se personalizan en sus responsables: GarZón, Pujol y Rajoy. Noticias, en definitiva, de nombres propios que forman parte de ese difuso pero extendido culto a la personalidad que tanto denuestan los historiadores y que, sin embargo, tanto acaba explicando de la mediocridad de lo real. GarZón se lanza a lo que no se sabe si acabará siendo una garZonada más de las muchas de su dilatada carrera: imputar a 20 miembros de B su pertenencia a ETA. Pujol continúa su acoso y derribo contra el presidente de La Caixa. Y Rajoy propone que PP y CiU se unan en Cataluña y se conviertan en la “Baviera” española. Lo que calla es que ya tendrían dos Bavieras, si se cuenta la Baviera gallega. Allí tienen, eso sí, un legítimo Strauss; aquí tendrían un sucedáneo. Después de un nuevo atentado suicida más, con varios niños entre las víctimas, ¿alguien aún está convencido en Israel de que la mano dura o el genocidio militar servirán para detener esa barbarie terrorista? Ni convirtiendo Israel en un estado policial o Palestina en un inmenso campo de concentración se podrían evitar esos ataques suicidas fanáticos. Y aun así, ¿por qué es de cajón que el candidato más perjudicado es el laborista?  El voto es un acto libre, cuando lo es, pero en ningún caso puede considerarse, sino con un exceso de ingenuidad y buena fe, que sea un acto racional. Eso lo deben saber bien los argentinos, que, contra toda lógica, han elegido ladrones, como Julio Miranda, gobernador peronista de Tucumán, que han permitido que la hambruna se cebe en los más débiles. Pero ahí están, dispuestos a volvérselos a regalar, los votos, a políticos sinvergüenzas como Menem, que anda maquinando cómo volver a ser elegido para seguir rapiñando. La realidad prensada se condensa a veces como un Aleph en el que a Clonista le saltan a los ojos los zarpazos enajenados de las bestias humanas: los fanáticos islamistas nigerianos se han alzado en armas blancas y bidones de gasolina contra la celebración  del concurso de Miss Mundo en su país. Hasta el presente llevan ya 50 asesinatos, acuchillados e incinerados algunos de ellos. La exhibición de las mujeres ante el público en bañador es algo “ofensivo e inmoral”. Una afirmación, por cierto, que subscribirían más de tres feministas. Por otro lado, en Suráfrica, los presos han hallado un arma de tortura que logra elevar la crueldad humana a la altura de sus más deleznables niveles: el “pinchazo lento”. Consiste en asesinar a un recluso que no obedezca a las mafias internas mediante la violación llevada a cabo por un infectado por el virus del sida. La especie humana dispone, no obstante, de un recurso amortiguador del horror: el humor negro. Han detenido al asesino que organizó el atentado de Bali, y a los creadores de la realidad prensada no se les ocurre otra cosa que hablar de la detención del cerebro, presunto, claro, del atentado de Bali. Recuerda Clonista que se había propuesto salir un día de los cauces trillados de la realidad prensada para descubrir las otras realidades que también estaban en ella. No lo ha cumplido, pero tampoco importa, pues ya se encargan esas realidades de abrirse su camino hacia Clonista. Un anuncio, de página, de Cartier, con una figuración espacial, rompe ¿por primera vez? –Clonista estaría dispuesto a garantizar que sí, pero puede equivocarse, por supuesto- la sección de Opinión y se interpone entre los dos artículos de fondo del día, en cesión a la cartera de clientes preferentes, se supone. El discurso publicitario se abre paso e intenta dominar la realidad prensada casi como domina el suplemento Tentaciones, diseñado para unos lectores jóvenes cuyo sentido de las fronteras entre los discursos es tan laxo como colorista su suplemento. La catástrofe del Prestige está sirviendo para poner de relieve la opacidad de las empresas que se dedican al trabajo sucio del transporte del crudo, a juzgar por la tupida red de sociedades interpuestas a través de las cuales se hacen esos negocios. Que ahora se sepa que los dueños del Prestige son los mismos del Mar Egeo, naufragado también frente a La Coruña añade una nota de macabra ironía al desastre actual. Trillo y su caudillito paseaban entusiasmados su ardor guerrero en la reunión de la OTAN, ofreciéndose para todo, pero el prototipo de caza de combate español acaba de estrellarse tras haber sufrido una parada de sus dos motores en pleno vuelo, al parecer por un error informático. Verdú sostiene que la televisión es irreformable, porque, más allá de la manipulación de lo real, ella misma ha acabado convirtiéndose en lo real, de manera que, como dice, no sin gracia, “reclamar que cambie la televisión es prácticamente lo mismo que presentar una protesta contra el clima o la orografía”, forma parte de nosotros mismos. Nota lexicográfica: el “top manta” del que se habla en un reportaje sobre el fraude en el mercado discográfico español es una expresión que Clonista oyó a Ramoncín en un programa radiofónico de Fernando G. Delgado, donde fue muy celebrada. Ignora, obviamente, si la paternidad es del Rey del Pollo Frito o bien se limitó a dar publicidad a una invención ajena, pero ahí queda el dato. Una noticia habla de una realidad de cine negro: un marido, devorado por los celos, convenció a su mujer para que le ayudara a asesinar al amante de ésta una vez que rompió su relación adúltera y volvió con él. La concesión de cualquier premio es siempre polémica, como debe ser, pero el Premio Nacional de Teatro otorgado a José Luis López Vázquez no debería serlo. Clonista, que es un rendido admirador de quien posee una vis cómica equiparable a la de José Isbert o a la del mismísimo Groucho, siempre ha pensado que una inspirada película de “montaje” con secuencias de sus intervenciones en sus más de doscientas películas sería un éxito de taquilla absoluto. Javier Fesser, que dirigió esa rareza singular que fue El milagro de P. Tinto, una extravagancia cachondísima, ha acabado La gran aventura de Mortadelo y Filemón. La foto que ilustra la información, un prodigio de reparto –Clonista se resiste al casting-, preludia maravillas. Clonista lamenta no estar aquí cuando sea el momento de comentar el estreno, previsto para febrero de 2003. Esta brevísima reflexión introduce ya la nostalgia por lo perdido antes de acabar la aventura, que no de culminarla ni mucho menos de coronarla.

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