domingo, 7 de febrero de 2016

2-12-02

¿Por qué tendrá Clonista la pegajosa sensación de haber atravesado las realidades del año 2 sin haberlas vivido? Hay que elegir entre contar y vivir, ya se sabe. En fin. Ayer fue día de manifestaciones y hoy se pone de manifiesto la tendencia a la excepción del PP. En Galicia se manifestaron todos, excepto el PP; en Andalucía, contra la supresión del PER, también todos, excepto el PP. ¿Resabios del caudillismo? Lo cierto es que la censura, el cerrojazo informativo oficial sobre la inexistente marea negra –oficialmente apenas si las manchas de un dálmata- pone de manifiesto la auténtica tradición política del goppierno. Pringa bastante más la demagogia que el fuel. Aun así, se resisten y contraatacan con esos modos broncos, casi legionarios, que les retratan todavía con mayor nitidez. De todos modos, en el combate de la demagogia y lo racional no siempre la razón lleva las de ganar frente a la hidra de los embustes. Ahí está el derrotado Netanyahu apocalíptico, sanguinario y verdulero: “Cortaremos las cabezas del terrorismo”. Y se queda tan satisfecho. De un enfrentamiento entre diablos idénticos, pues tales se consideran recíprocamente israelíes y palestinos, ¿cómo puede inferirse que habrá un derrotado? Como cae del lado de los mitos griegos, Netanyahu se abstiene de mencionar la Hidra, y menos aún de que escasean los Heracles. ¿Y si empezara por cortar las de los responsables del Mosad, que anduvieron poco despiertos cuando más se les necesitaba? Excelente, a todos los efectos, la lección cívica de Joan Subirats en Los lunes en casa. La auténtica revolución de este siglo debería ser, como él señala, la conquista, por parte del hombre, de un lugar propio en la propia casa, más allá de ese sillón de privilegio frente a la televisión embrutecedora. A Clonista, que siempre se ha considerado un excelente amo de casa –sin mayor mérito que serlo por la fuerza de la costumbre y la necesidad-, la propuesta de Subirats le parece purita arqueología, algo así como salida del tiempo de las sufragistas; pero está convencido de que es una propuesta de futuro. ¡Son tantas las realidades que conviven, siendo a menudo incluso antagónicas! Cada casa es un mundo, en efecto, pero el mundo de la casa ha sido el gran despreciado, y a quienes han mostrado ciertas habilidades para desenvolverse en él, enseguida la cofradía machista se ha sacado de la manga apelativos como “cocinillas” y similares. Dicho de otro modo, aún no ha entrado en la mayoría de los hogares españoles el espíritu democrático ni el sentido radical de la convivencia como aventura compartida. Y tardará. ¡Qué insoportables tiempos de encuestas nos esperan! Se sucederán como los galgos en la cabeza de sus carreras enfebrecidas y, al final, en la gran fiesta de los embustes, habrá los arrepentimientos de rigor y ¿las sorpresas? Anda todo pendiente de unos votillos aquí y otros allá, parece. ¿Y la “otra” marea negra? 32 subsaharianos han sido devueltos por el mar a una playa del Sáhara.  Con el mal tiempo parecía que se había acabado la temporada de asaltos desesperados a la ciudadela del bienestar, pero no es así. ¿Nunca nadie es capaz de desengañarlos del viaje al infierno de la explotación, ningún superviviente de esas suicidas aventuras, nadie que haya vuelto asqueado de los esclavistas que negocian con ellos?  Hay preguntas retóricas que sobran, desde luego: “¿Por qué choca que sea guardia civil y homosexual?”, se pregunta el desarmariado agente, más lorquiano que nunca. ¡Dejará de chocar! ¡Si hasta hace relativamente poco, los gayos podían ser arrestados por ese cuerpo coronado de tricornio charolado! Avanza, ésta para bien, la marea arcoiris. ¡Qué día de excepciones! Casi al final, en el gueto de la Cultura, se hace referencia a la inauguración de un centro dedicado a la memoria de Ovidi Montllor. Estaban todos, ¿excepto quién? Premio.            

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