2-7-02
Después de
un mazazo psicológico recibido casi a traición, y aun sin haberse repuesto, Clonista,
fiel al automatismo de su compromiso, se acerca a la realidad lejana de su país
desde los alrededores de la Gare du Lyon, tras haber encontrado, por chiripa e
in extremis, su ración prensada diaria. La contraseña eclesiastésica, “nada
nuevo bajo el sol”, continúa vigente y obrante. Tras sus éxitos aireados y
jaleados, llega el jaleo minucioso de las imperfeccione procesales garZonianas.
Ya se verá en qué queda. La edición europea comprime aún más la realidad en
píldoras que compongan un mosaico donde se refleje -en las brillantes teselas- la verdadera
realidad de un país. Inciso: antes de descubrir el último ejemplar de El País en la estación, Clonista vio uno
de El Mundo y temió, por un momento,
tener que traicionar su empresa y levantar el mapa de su realidad prensada
desde las páginas del mediocrillo pornoaficionado Ramírez. Pasado el inevitable
durísimo impacto de semejante ocurrencia, Clonista pensó que semejante acto
contra natura -la del principio rector de su aventura clonista- constituía una
suerte de contracrónica que quizás le pusiera su pelín de pimienta nefanda a la
tan a menudo sosa bobería rutinaria del día a día. En el habitual fraseo
palestino-israelí, los parados forzosos claman en manifestación contra Arafat y
contra Sharon, en defensa de su existencia, de su trabajo: son una variante
novedosa, realmente. La Corte Penal Internacional debería ser un gran
acontecimiento, y periodísticamente quizás lo sea si el intrépido GarZón fuera
nombrado presidente de la misma; pero con el veto usamericano por medio es
difícil asegurar su futuro. A la sombra virtual de esa CPI, Pinochet, la presa
arguciante, se ve eximido de su responsabilidad en múltiples asesinatos por una
demencia senil que la recuerda a Clonista los esfuerzos de tantos contestatarios
setentinos para librarse de la mili vía ocular o demencial. Que Joseba Egíbar
se burle de la Fundación para la Libertad es como si un concejal de B lo
hiciera de uno socialista. ¿Siempre el olor de la basura ha de ser noticia?
¡Pobre Exuperancia Rapú! El gran Rabírez se empalmó drogado en una trampa y el
rapupolvo que recibió pertenece a la antología de las grandes inocentadas, se
ve. Ayer eran los cocheros y los vineros quienes pedían ayudas; hoy son los
cineros y los musiqueros, o más concretamente la musiquera María Bayo. No
obstante, la UE no es, en el fondo, sino la gran ayudadora, y ahí está el
célebre comisario Fishler aplicado a la ideación de cómo otorgarlas. Es
sorprendente la facilidad con que consolidamos lo real, todos. La polémica
británica sobre la reimplantación del DNI con carácter obligatorio para todos
los ciudadanos la ve Clonista, con su inmaculado DNI siempre en la cartera,
como una polémica bizantina. Eso debe de tener la tradición: vuelve ciegos,
sordos y mudos a quienes a ella se habitúan.
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