23-3-02
Ya resulta sintomático: acercarse el
fin de semana y que la realidad se le escape de las manos a este voluntarioso Clonista,
por más que intente lazarla para fijarla en estas páginas tan variopintas. El reino de las posibilidades infinitas, es
una clónica. Nada está, por definición, exento de aparecer en ella. Ayer, día
de pre maratón, acabó siendo un día de mil compras, familiar, taxisteo, y de
relativo poco descanso. Lo que no cupo fue el acta del día, tampoco
excesivamente excitante, todo sea escrito. Si Clonista se hubiera puesto como
requisito elaborar esta clónica con lo que recordara del diario una vez hubiera
acabado de leerlo, ¡cuántos días no se hubieran quedado reducidos a las seis
tristes rayas a duras penas rescatadas del olvido! De hoy, ya ayer desde este
domingo, ¿cómo no retener la vergüenza de una cumbre como la de Monterrey,
donde no se decide sino perpetuar las misérrimas condiciones de vida de la
mitad de la humanidad? Las palabras son un arma, pero también una máscara.
¡Menudo acólito le ha salido a Arzalluz en la figura de Saramago! Eso se llama
un argumento de autoridad. Pero poco convincente. Clonista entiende
perfectamente esos descensos de racionalidad que aquejan al común de los
mortales: forma parte de los contrastes de la especie. Frente a aquella
declaración partidista de Saramago, la decisión de los tribunales británicos de
autorizar la eutanasia en un caso concreto supone un plus de racionalidad que
se opone a aquel descenso comentado ut supra, que dicen los leguleyos.
Escondidita en el rincón pertinente, casi hay que buscar la noticia en la que
Tailandia ha conseguido crear tratamientos antisida a un precio bajísimo, lo
que la enfrenta a las grandes multinacionales del fármaco. A medio camino entre
la exhibición morbosa, como los freaks circenses, y la lección de anatomía, la
exposición en Inglaterra de cadáveres disecados que muestran sus entrañas,
robándole la profundidad humana a la superficie de la epidermis, ha tenido un
gran éxito. Y el cansancio rinde, de nuevo, a Clonista.
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