15-12-02
A dieciséis días de este calendario de recluta en el
que Clonista va marcando los días que le faltan para estar lili, y después de una mitja
marató en la que J.O. le ha llevado arrastrando el belfo, una clónica dominical,
que es día de transición y reflexión, de rescate de noticias discriminadas con
anterioridad, no es la mejor tentación para seducirlo y excitarle las manos
sobre el teclado. Ahora bien, la insólita realidad cautelosa de la visita
clandestina del caudillito a La Coruña constituye de por sí una excelente
manifestación de cómo el poder secuestra a quien lo ejerce y lo convierte en un
fugitivo de la realidad, un vulgófobo que incluso rehúye, cuando vienen mal
dadas y peor organizadas, el eco mediático que otras veces reclama con la
ansiedad de quien ha sido destinado a glorias que, en su caso particular, más
son estadísticas –y amañadas- que de estadista. El “tu mare muerde con la
boquita cerrá” es, en el caso del caudillito, las disculpas con la boca chica, tan embigotadas como funcionariales,
pues, en su argot de escalafón, el presidente demediado ha presentado “las
correspondientes disculpas” a las que Clonista ignora si les ha precedido un
“habida cuenta” o un “es gracia que espera alcanzar”. En cualquier caso, una
visita de tres horas escasas al “mayor desastre ecológico de la historia de
España” no parece que sea un ejercicio de “respeto”, sino de indiferencia.
Aznarpote de la Mancha se ha abierto una fosa de fuel en la que acabará
chapoteando durante bastante más tiempo del que se piensa, si la agitpprop de
su partido no es capaz de remediarlo con una inversión cuyos fondos “sería
menester”, dicho a su modo, controlar de dónde procederán. Ya se entiende que
la marea dálmata y la plastilina acaparen, de repente, la atención exclusiva
del goppierno (por cierto, Miguel Izu hace una pregunta pertinente y
saludablemente impertinente en su carta al Director: “¿Dónde se esconde
Acebes?, Ministro del Interior, a quien la Ley de Protección Civil le otorga la
condición de ‘superior autoridad en materia de protección civil’” ¿Será la
catástrofe un “asunto exterior”? Que de Cañete no se acuerde nadie es
comprensible, tan aislado en el gabinete desde la salida de su alma gemela
villalobezna, a quien debió de dedicarle aquellas iniciales declaraciones de
que los vertidos del Prestige ni se
acercarían a Galicia; pero que a Acebes le hayan rebajado Interior a un
negociado de extranjería y delitos comunes, y más ahora que ETA ha desistido de
luchar contra la marea mediática, ¿quién lo puede entender? ¿Será que Rajoy vio
la oportunidad de su vida para convertirse en el destapado sucesorio? De seguir
así, Clonista puede acabar haciendo una edición especial del Trivial dedicada a
la catástrofe, desde luego, pero la representación ubuesca de las elecciones
obianguianas deberían haber provocado alguna nota de Exteriores. Ni España, ni
Francia, ni la ONU han dicho esta boca es mía ante esa triste pantomima de
democracia allí perpetrada. Han nacido la navidad con los fórceps de la
publicidad masiva y el consumo, como reza el pie de foto y al tiempo titular de
la noticia “se adueña de Barcelona”, lo cual significa que ha comenzado el expolio
mercantilista de la futura extra navideña, rematado, como siempre, por las
rebajas de turno. ¡La época más depresiva del año se acerca al galope de
adornos luminosos archicutres y anuncios de elaborada pornografía sentimental!
Hasta la coalición gociuernante, en las horas bajas de la seducción política,
ha intercalado su postal navideña con las sonrisas más de compromiso que el
fotógrafo más perverso y antinacionalista pudiera haber imaginado. Sólo en el
dominical aparece, al fin, una crónica de la desaparición de QCQ, que incluye
la genésis del programa, su desarrollo y su muerte, es decir, una biografía
apresurada que, con todo, no acaba de evidenciar el censurable acto de censura
que se lo ha llevado por delante de la parrilla, es decir, que lo han
lorenzado hasta la calcinación
definitiva.
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