12-11-02
Se le
complica, judicialmente, el caso Gescartera al goppierno. Boyer, ex ministro
socialista, se deja seducir por el PP. Husein tendrá la última palabra tras
delegar en él el Parlamento iraquí. El paro aumenta, incluso en verano. Los
jóvenes duermen menos de lo necesario. Y ahí se acaba la realidad prensada de
choque, la espectacular. La foto se la lleva la conversión de Boyer, quien
parece subordinarse al caudillito. En el interior, sin embargo, muy al fondo,
en la despedida económica, se halla lo que, al margen de la interesante
estadística sobre las escasas horas de sueño de los jóvenes, le parece al
clonista que debería haber figurado con escandalosos tipos de tabloide
británico en primera plana para remarcar la gran inocentada –puesto que las
navidades siempre se adelantan casi mes y medio, no ha de extrañar que los
Santos Inocentes pueda caer en tal día como hoy-: “en España solo hay 17.987
ricos que dicen ganar más de 192.000 euros al año.” Además, el 81% de los
declarantes afirma no tener rentas anuales de más de 21.000 euros. Por otro
lado, los sujetos a nómina declaran una ganancia media de 13.164 euros,
mientras que los empresarios y los profesionales liberales la declaran de 8.944
euros. Esta vergüenza descomunal no parece constituir más que motivo para una
ligera ironía cursiva. La estructura de sueldos de este país es un caos tan
tremendo que no es de extrañar que haya sido España la cuna de la picaresca
literaria, fiel trasunto de la real, por supuesto. La inadecuación entre el
puesto de trabajo, los ingresos y las inversiones intelectual y económica
realizadas para obtenerlos es de tal magnitud que no es de extrañar el
desaprovechamiento, tan extendido, de una buena parte de los profesionales
mejor preparados del país, de lo cual ha leído Clonista sobrados testimonios en
la sección Cartas al Director. El
dolor no puede ni debe ser la noticia, porque luego pasa lo que pasa. Tras
haber descrito con pelos y señales el asesinato de cinco judíos pobladores de
un kibutz pacifista cuyos sólidos puentes de diálogo con la comunidad palestina
hacen aún más incomprensible el ciego ataque terrorista, el redactor se ve
obligado a encorchetar la otra cara de la moneda, el asesinato, por parte de
los soldados israelíes, de un niño de dos años palestino. ¿Se respeta así el
pluralismo y la ecuanimidad? Tal y como está distribuida la materia
informativa, la respuesta es no. Putin ha logrado, en la cumbre Rusia-UE, que
los europeos acepten su terrorismo de estado. El pueblo en la calle y algún
intelectual en el propio Parlamento Europeo, como Glucksmann, se han encargado
de recordarle a Putin en lo que se ha convertido: un genocida y un gaseador. Si
a ese revés mediático se le suma la expulsión de dos diplomáticos rusos en
Suecia por practicar el espionaje industrial y militar, emerge un panorama de
guerra fría en estado puro. Se ve que cuesta cambiar el chip, y que Kgputinb
aún añora los viejos tiempos de las consignas, de la ausencia de explicaciones.
Clonista recuerda la desoladora hambruna en Etiopía del año 84, un mazazo moral
que le quitó desde entonces y ya para siempre muchas risas del cuerpo; pero
ignoraba que la población del país africano supera los 65 millones de
habitantes, de nuevo expuestos a caer diezmados por esa hambruna que amenaza
con ser peor que aquella otra. ¿Cómo pueden convertir los socialistas en
acusación política la “opacidad” del goppierno en todo lo referente a las
privatizaciones y, sobre todo, a la de Telefónica? ¿Y la privatización de la seguridad? Interior pretende coordinar a sus agentes con
los de la seguridad privada para mejorar sus estadísticas contra el crimen
organizado y, de paso, forrar a las sociedades dedicadas a la seguridad, cuyos
presidentes ¿cuán lejos están del ámbito de influencia del PP? Premio. Al lado
del escándalo de los pocos ricos que hay en este país, pues los juegos de azar
estatales no dejan de contribuir al aumento de esa estadística, el informe
sobre el escaso descanso de los jóvenes y lo perjudicial que es debería figurar
en esa primera plana del escaparate prensado. La reflexión de Victoria Combalía
sobre las tomaduras de pelo del ¿arte? moderno, ¿quién puede no compartirlas?
Lo que está más extendido, denuncia la autora del artículo, es que los críticos
no se atrevan a comentarlas, a reconocer su banalidad. ¡Qué miserable ha sido
la dirección del hotel Expo Hotel, que ha despedido a cinco maleteros por
quedarse con las propinas! Aquello de antes, sueldo más propinas, debe haber
pasado a la historia pequeña y humana de la explotación; nada que ver con estos
brutales tiempos de esclavismo y argucias economicistas. Noble ha sido, sin
embargo, la reacción de la dirección de la fundación del Nobel, como cabía
esperar, al retirar el garrote vil de la exposición al público.
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