sábado, 16 de enero de 2016

11-11-02

     Un nuevo día es siempre una nueva oferta de realidades competitivas que, en algunos casos –casi en todos-, luchan encarnizadamente por adueñarse del espacio prensado. Otras veces, sin embargo, los taumaturgos establecen por decreto la jerarquía y ya no hay más que aguantar la imposición. Que el ministerio de Economía no haya sido capaz de penetrar la opacidad de las cuentas de HSBC, salvo en 12 casos, habla bien a las claras de la impenetrabilidad de la realidad, y de la escasa capacidad perforativa de quienes no están interesados en absoluto en gruyerear el secreto bancario. ¡Menuda pamema usamericana la de la resolución onuesca! ¿Y si resulta que Sadam no tiene las armas que los americanos dicen que tiene? ¡Pues a por ellos, porque mienten y esconden, incluso a la comisión de zahoríes, las armas del mal supremo! Lo sorprendente, como noticia, son los detalles del plan para atacar a Irak, publicados en la prensa con la anuencia del Pentágono, es decir, una carnaza absurda que crea un ambiente prebélico cuya tosca función propagandística ignora Clonista qué finalidad pueda tener. Mientras, en Jordania, despachan integristas por la vía rápida para evitar desestabilizaciones que pongan en peligro la siempre precaria estabilidad del reino jordano, que ya estuvo a punto de convertirse en algo así como la Nueva Palestina cuando recibió casi millón y medio de refugiados palestinos. ¿Es frivolidad una realidad como la destapada por el mayordomo real que, ahora, acusa al príncipe Carlos de encubrir una violación homosexual? Las habladurías, los rumores, forjan realidades sólidas como el basalto; las denuncias, sin embargo, siempre generan un escepticismo: la justicia tiene por costumbre desacreditar lo real, reducirlo al absurdo en decisiones muy a menudo incomprensibles. En algo acabará, pero las opacas realidades palaciegas siempre acaban teniendo rendijas, intersticios y, por supuesto, testigos, más a menudo cómplices que mirones. El virreyezuelo ha dado en despedirse con los aires de derechón cortijero con que ha mostrado su desprecio por los gitanos o ha mandado a la mierda a los socialistas repetidamente, en ese grotesco desmelenamiento Hyde sobre el que hacen tanta vista gorda sus turiferarios de fuera del rincón. Inaccesible es la realidad para determinadas ideas que no logran encaramarse a ella. “Necesitamos un catalanismo integrador, no excluyente, que busque sumar nuestras peculiaridades a España”, escribe Dolors Nadal. ¿Cuántos años repitió Raimon Obiols idéntico mensaje con la misma misérrima suerte electoral y un descomunal desinterés conciudadano?  En la fundación de Cela se exhibe, según se sabe hoy, el garrote vil con que se ajustició a Puig Antich. No había otro para ilustrar una sala dedicada a Pascual Duarte; ni el realismo sin escrúpulos del Nobel debió admitir, en su momento, la posibilidad de una reproducción. La memoria se fija a los objetos y el dolor no entiende de museos. Hoy se pide su destrucción. Mañana, a años luz del dolor de hoy, tan relativamente reciente, se verá como pueda contemplarse una guillotina.  Que el caudillito es barroco se advierte en la facilidad con que han aumentado los contratos temporales, que es un modo de recordar a los españolitos de a pie la condición fugitiva del tiempo, la precariedad de la existencia y la triste condición del paria, todo ello al servicio de la grandeza del reino y de su valido balidor y muñidor.

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