viernes, 10 de abril de 2015

11-2-02

     ¡Cómo se deben de reír de nosotros! Esa es la sensación de hoy. Siempre resulta tentadora -y si no que se lo digan a Vázquez Montalbán, experto en conjuras protocolarias- la idea de que hay un meollo de la realidad desde donde se nos la administra al antojo de quienes están en él. Pongamos por caso Botín, el principal banquero del país: ¡Botín! ¿Se ríen o no se ríen de nosotros? Y eso que cae del lado del azar nominal no es nada comparado con lo que debe ser la planificación de nuestra ilusión y nuestra ingenuidad. ¿A qué realidad extraplanetaria debe pertenecer, para el cogollo del sancta sanctórum, el catarro asesino que le ha dicho al Clonista que ha cogido el emigrante portugués al que le compra La Farola en Glòries, un hombre menudo, de rostro velazanettiano, y de indefinida edad, quién sabe si al final de su cuarentena o bien mediada la cincuentena? Pujol, sin ir más lejos, y su complacencia con la multinacional Lear. ¿Alguien puede imaginarse el diálogo elegante, jovial y civilizado entre gobierno y explotadores, al amor de un fino y unos pinchos de diseño, pactando la gran patada en el culo a las esperanzas laborales y vitales de casi toda una comarca? No es que tenga mil caras la realidad, sino que nos la han partido mil veces y creemos que cada jirón de ella es el todo. Vivimos, pues, desfigurados, y vivimos, en consecuencia, una realidad harapienta de la que, sin embargo, no nos avergonzamos. Estamos demasiado ciegos como para imponer nuestra propia visión o idea de la realidad. Y muy cansados, de tanto hastío y alienación como sufrimos. Cada noticia contribuye lo suyo a desmoronar nuestra confianza en la inexistente solidez de lo real. De hecho, esta clónica no tiene más realidad que la sarta de palabras con que se refleja el absurdo del vano empeño de la prensa diaria: ser espejo de la realidad. Quédese una ingenuidad así para los sufridos lectores de la Historia hecha manipulada carne de prensa, ¡pero para los amañadores y trampantojistas plutócratas de la información...! Forges lo clava, como suele hacerlo El Roto, cuando un  padre pijopoderoso recuenta blancanieves como una propietaria que cierra la mina de los enanos, los despide y vende el bosque a una inmobiliaria para que construyan adosados, mientras al hijoheredero se le queda una cara de haber oído música celestial. Vuelve la arremetida contra Chávez, esta vez con seguidora fanática en ademán militarizado, dispuesta incluso para inmolarse en nombre del caudillo. Y el ojo por el ojo y el diente por el diente, únicos versículos compartidos por árabes y judíos. Hay peleítas por aquí y por allí: la de Oreja y Arzalluz la más sobresaliente, aunque en mitad de cuarto de columna, todo sea dicho en honor a los parceladores de la realidad. Y bien poca cosa más. Realidad por realidad, aún tiene el Clonista ante los ojos la de Intimidad de Patrice Chereau, que tampoco está muy lejos de la obra de zapa que efectúan las fuerzas poderosas que tiene a su disposición el meollito mencionado ut supra, porque las vidas derrotadas tienen una realidad de cojones, y quienes hayan visto la película entenderán la franqueza expresiva. 

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