miércoles, 8 de abril de 2015

9-2-02

     Hoy sábado, tras una noche medioinsomne y una madrugadora sesión de entrenamiento, la realidad ociosa del fin de semana promueve una relajación que altera la perspectiva habitual con la que se enfrenta el Clonista a esta clónica -más aún si estos días de asueto se presentan sin correcciones que le sujeten a la esclavitud de los disparates y la ortografía del infierno. Para su sorpresa, hoy ha sido un día lleno de relevancias de todo tipo, desde las metaclónicas, como la conferencia de Sanguinetti, hasta las carnavalescas, como la imagen de portada de un Berlusconi poniéndole los cuernos con la mano a Piqué en una fotografía de grupo de ministros de Asuntos Exteriores. Hay reiteraciones inevitables, cual el órdago militar lanzado al caudillo Chávez, por ejemplo; pero justo al lado hay iluminaciones como el artículo de Juan José Tamayo-Acosta sobre la asignatura pendiente del cristianismo: la sexualidad, y ello a pesar del título tópico y desacertado, porque si hay algo que se escape a la “asignación” del conocimiento eso es la sexualidad. Otro titular desacertado altera la realidad de tal modo que el lector la reconstruye a través de esas palabras de forma muy distinta de como lo haría si lee el cuerpo de la noticia: “Un juez ordena que una alumna repita 1º de ESO en contra de los docentes”. Los docentes están a favor, claro; quienes se oponen son las autoridades educativas, que se ajustan a la LOGSE como los chotistas al perímetro del ladrillo. Eso sí, como suelen decir quienes salen perjudicados por la construcción prensada de la realidad: el mal ya está hecho, y casi de forma irreversible. Los lectores de titulares -y quien no lo sea que lance la primera página…- han formado su juicio, y el descrédito de la profesión docente sigue aumentando, más aún entre quienes han abandonado sus responsabilidades educadoras.  Y aparece, al fin, Sanguinetti, excatedreando sobre el pretexto de esta clónica, diciéndonos que “los lectores están obligados a leer bien los periódicos, no sólo los titulares” y definiendo la función del periódico: “anclaje para establecer los parámetros y los puntos de referencia dentro de la catarata informativa”. Es decir, si es que el Clonista ha entendido bien ese lenguaje pseudotecnócrata, el diario contextualiza, enmarca y ordena el aluvión caótico de la realidad, o como él dice, el “torrente informativo”-y renuncia el Clonista a juegos de palabras titulares, para no hacer comparaciones odiosas-. Lo de buscar un equilibrio entre la información y el sensacionalismo es de una ambigüedad muy propia de quienes acatan el poder para el que trabajan, porque ese a medio camino, que no justo medio, da por bueno el “amarillismo” que después define como “el opio que intoxica el ejercicio de la libertad”. De todas sus ideas, se queda el Clonista, sin embargo, con una descripción: el núcleo familiar es ahora “el brillo de la televisión”. Ha logrado que se imagine ese cuarto de estar con las luces apagadas y el intermitente resplandor hialino del televisor inundando el espacio como una viscosa nube extraterrestre que se abate sobre los habitantes de una pacífica aldea global para modificar, día a día, la especie hasta conseguir exterminarla y dejar libre el planeta. ¡Aquí sí que hay realidad! La imagen de Verdú de la comunidad global de cientos de millones de espectadores sentados a una misma hora ante los televisores de todo el planeta para seguir la final del campeonato mundial de fútbol está en esa línea, aunque lo mismo podría decirse de los rezos en dirección a la meca, los desfiles militares chinos o el canto del himno nacional en las escuelas de Usamérica. ¡Siempre es impagable la perspectiva galáctica sobre nuestro pequeño y entrañable planeta, plagado de intolerancia! Pasando de puntillas por la esquinita vegueriana, donde Heribert Barrera continúa en plan lepenista y Montilla se abre un hueco cedido por caridad, llega el Clonista a uno de esos suplementos que, a veces, se le caen del diario como una hoja marchita. En este caso es El viajero y una ciclópea imagen de Buda durmiendo lo que se le queda: el elogio de la pasividad, del sueño reparador o tormentoso, del desasimiento absoluto, del desprendimiento feliz de las preocupaciones: ¡qué envidia! Y al final la tragedia: la multinacional Lear no ha sido Leal a Cervera, ni a sus trabajadores; pero la Generalitat -en este caso, y más que nunca, la Particularitat- comprende y acepta la decisión de la empresa de buscar reducción de costes salariales en tierras polacas, porque el negocio es el negocio y el euro es el euro, artículo uno del programa político máximo ciuvergente para ayer, para hoy y para mañana. Pero este anárquico batallón de realidades a duras penas logra una victoria que alivie su ansiedad: sabe que, detrás de él, le pisan los pasos otras unidades aún más caóticas. Y aquí sigue el Clonista, al pie del cañón. Pum.

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