12-7-02
“Con el
cambio de ministros, hay más realidad de la que podemos consumir”, dice Millás
en su columna venérea, titulada precisamente Realidad. No sólo con el cambio de ministros, claro, pero es un
ejemplo total. Clonista pensaba que discrepaba de Millás cuando éste afirma que
lo que exige verdadero talento es la ficción, no la realidad, y que Zaplana,
por ejemplo, es tan real que asusta lo real que es, sin que quepa en él ni la
más mínima brizna de verdadera ficción; y lo pensaba porque le parece que, a
veces, el propio Zaplana, como su caudillito, y otros tantos especímenes
goppernantes, pierden espesor de realidad y se adelgazan hasta convertirse en
títeres de cachiporra que representan la ficción más absurda, prosopopeyesca y
deplorable jamás concebida. Ese es el quid, que también hay malas ficciones,
invenciones que ni siquiera lo parecen, de puro vulgares y reales. Pongamos por
caso la invasión militar marroquí del islote Perejil y se entenderá, cree él,
lo que quiere decir. ¡Ay el caudillito desafricanado! Clonista sostenía medio
en broma medio en serio que tras el paso del caudillito, su divisa de la España
una, grande y libre, acabaría convirtiéndose en varias, minúscula y prisionera
del capital. Si la amenaza de desmembramiento norteño sigue consolidándose,
ahora se abre el frente surifeño de las amenazas contra Ceuta, Melilla, et
alii, salvo Perejil, claro, reconquistada ya por los valientes gendarmes
marroquíes para regalarle a su rey, en los fastos de su boda, un peñasco que
condimente la celebración. En Palacio no hay inquietud al respecto, parece, y
se descuelga con una afirmación típicamente diplomática: “tenemos que potenciar
el diálogo con Rabat”. ¿Cómo se potencia lo que no existe? La perversión del
lenguaje es el abecé de la política, pero ella misma es la causante del
divorcio entre los representantes y los no representados por ellos. En otro
plano distinto, pero no menos perverso, los creadores de la realidad prensada
tienen sus más y sus menos con la lengua. Javier del Pino, sin encomendarse a
dios ni al diablo, escribe: "dijo el líder de la mayoría demócrata en el
Senado, el estadounidense Tom Daschle". Clonista no es un tiquismiquis,
pero no deja de sorprenderse una y otra vez, como ayer lo hizo ante la
redacción de EFE y hoy ante la de Del Pino. ¿Acaso en el Senado usamericano hay
senadores que no sean usamericanos, o estadounidenses, que prefiere Del Pino? Clonista
es consciente de su ignorancia y de sus limitaciones, pero no sabía que llegara
a los extremos que Del Pino le revela en su crónica. A Galtieri, golpista
belicista y asesino parece que el perdón del corrupto Menem no le ha guarecido
del celo judicial de los émulos australes garZonianos. Clonista está en todo de
acuerdo con el juez y espera y desea que, como al nonagenario asesino nazi
recientemente condenado, no sea la historia, sino los hombres, los que les
ajusten las cuentas pendientes para evitar los fraudes contables. Que los
hábitos franquistas se habían instalado, como Paco por su casa, en el goppierno
aznargil podía pasar por afirmación que expresaba el resentimiento de Clonista,
su inquina manifiesta, su aversión política o simplemente su sensibilidad
artística, pero cuando Álvarez Cascos ha hablado, haciendo honor a su apellido,
se ha percatado Clonista de que no crece ya la hierba de la concordia partitiva
tras su descalificación, hunida,
además, al sarcasmo mandibular y mandoblar que convierten a Clonista en un
timorato casi en exceso respetuoso. La realidad que emerge en el día de hoy es
siempre una suerte de elección casi a ciegas, porque los titulares de la
realidad, sus poseedores, son auténticas sombras de aventuras humanas
incatalogables. La elección de Laporte para presidente del IEC, el Institut
d'Estudis Catalans, auténtica onomatopeya de la provecta edad de sus dirigentes,
un retiro amable para patriotas en fase terminal, le llama la atención a Clonista
como ejemplo de las burbujas de realidad que navegan sin chocar con otras,
manteniendo así su integridad y su autismo. La mitad de las altas en la
Seguridad Social son inmigrantes. Sin embargo, aún hay empresas como Carbonell
Figueras que contratan inmigrantes, chilenos en su caso, casi en régimen de
esclavitud decimonónica. Clonista se ha planteado si de su clónica puede
desprenderse una visión del rumbo que sigue la sociedad, o las sociedades, en
general. Duda de ello. Pero lo consultará con la almohada. A estas alturas de
clónica no se va a dejar vencer por ninguna idea que cosa la trascendencia a
sus afanes clónicos, ni tampoco tiene él la capacidad visionaria que permita
pronunciarse respecto a futuros imperfectos -que es muletilla de moda-. En todo
caso, sí advierte que ciertos lastres demasiado humanos siguen acompañando la
aventura del hombre sobre la Tierra como lo han hecho hasta hoy. No hay más que
leer las prosas de Petrarca para darse cuenta de ello.
No hay comentarios:
Publicar un comentario