17-9-02
A Clonista
le cuesta horrores superar la fase de adaptación al infierno laboral, supone
que hasta que una baja providencial –y suecófila- le deje una semana en casa,
como todos los años, sin poder decir ni una palabra a través de la castigada
faringe casi ensangrentada. Mientras, compaginar la clónica con el abatimiento
es algo que va más allá de algunas reputadas heroicidades. En cuanto el
dictador de Irak ha comprobado que Arabia Saudí le ha dado permiso a Usamérica
para disponer de bases desde las que lanzar sus ataques, no ha tardado ni tres
días en dar todos los beneplácitos del mundo a los inspectores de desarme de la
ONU, cuando cuatro días antes había negado tajantemente que pudieran aceptar
esas inspecciones. Mientras la guerra sea diplomática todo irá bien... Eso sí,
la diplomacia se acaba en cuanto uno huele que el poder se aleja, empujado por
las encuestas adversas. Stoiber no ha dudado en agitar el fantasma de la
inmigración y el peligro de que desaparezca la identidad alemana de sobre la
faz de la Tierra para tratar de recuperar algunos de los votos que le permitan
derrotar a Schröder. A su manera, ha coincidido con el presidente del Tribunal
Supremo, que, en la inauguración solemne del año judicial, ha alertado del
mismo peligro: perder la identidad y
el bienestar alcanzado con el esfuerzo encadenado de tantas y tantas
generaciones de españoles. Menos mal, por seguir el hilo que se ha trazado
solo, que el arquitecto francés Jean Nouvel ha llegado en socorro de los países
europeos amenazadas: “La arquitectura es uno de los medios más importantes para
conservar la identidad.” Y se ha quedado tan topictranquilo. Seguramente por
eso el museo Guggenheim de Bilbao expresa como nada ni nadie la identidad
vasca, o la, en construcción, Torre de Aguas, de Barcelona, la identidad
catalana. Que la realidad son las palabras con que creamos la realidad es una
obviedad de tomo y lomo; pero pretender, además, que cuanto las palabras dicen
tenga un sentido es una ingenuidad imperdonable. La realidad tiene tanto de
cháchara cuanto ésta de única realidad incontrovertible, e incluso hasta
irrefutable. ¿La prueba? Lo acabado de escribir. Pero el campo minado de las
identidades es, además, una helada pista de patinaje, y pocos son los que salen
airosos de una travesía tan difícil. Los zapatistas, que vuelven a la realidad
tras años de aplastamiento mediático, mucho más implacable que el de la policía
o los militares mejicanos, protestan contra un fallo judicial, que es más fallo
que nunca al fallar contra ellos. Guadianescos, como todo en la realidad
prensada, los zapatistas ni merecen la fotografía de la ilustración, que
acapara Fox con aires de Wayne. ¿Por qué a Clonista siempre que lee el nombre
del mandatario mejicano se le intercala el Molina, y acaba leyendo Vicente
Molina Fox? Tómelo el cinéfilo y excelente novelista de La comunión de los atletas como un piropo, no como una comparación absurda.
Al fin y al cabo, de poco valer será quien, mandando en un país de 100 millones
de personas, ni siquiera su propio nombre logra imponerse en la conciencia de este
Clonista de la realidad prensada, tan proclive, eso no se puede negar, a los
juegos verbales. Savater sale en defensa de los otros vascos, aquellos que no
existen para el nacionalismo gobernante, aquellos a los que quisieran incluso
hacer desaparecer de las vascongadas para poder imponerse sobre la masa
feligresa, porque el nacionalismo no se dirige a personas con un criterio
propio e independencia de juicio, sino a los fieles, a los súbditos, a los correligionarios.
La única independencia que admiten es la gestionada por ellos, la otra, la del
juicio crítico, ¡bah, niñerías! Que no les vayan con hostias, que el pan
bendito de la identidad y la soberanía ya lo reparten ellos, con la ayuda de
Setién, por supuesto. No se acuerda Savater, sin embargo, del nombre del mal
ladrón. Gestas, es el tal, y le cuadra a Savater, frecuentador de ellas, porque
de héroes democráticos y librepensadores es su resistencia activa frente a la
doctrina nacionalista y sus inquisidores inhumanos. A dos de ellos, cúpula y
cópula al tiempo, los han capturado en Burdeos. Se rompió la cadena de mando,
pero pronto será reemplazada la jefatura ahora decapitada. De hecho, es una
realidad corriente, la de las desarticulaciones de la banda terrorista, a
cualquier nivel de su nada compleja estructura. Lo que sí es complejo es el
entramado jurídico-político de la realidad. El informe de los juristas de la
cámara vascongada dice que el Partido político y el grupo parlamentario
correspondiente que forman con los diputados elegidos por pertenecer a aquel
son dos entidades jurídicas distintas, y que esa relación no llega nunca a la
identidad. Cabe, pues, la posibilidad de que un grupo parlamentario acabe
haciendo una política completamente opuesta a aquella para la que ha sido
votado por el pueblo. ¿No es hermoso el Derecho? Y no extraña,
consecuentemente, que anden los juristas alborozados por la oportunidad que les
ha dado GarZón de liarse en trifulcas doctrinarias y espirituales, porque la
letra de la ley es la letra, pero el espíritu..., ¡ah, el espíritu! Al final,
claro, será el Tribunal Constitucional quien interprete, como único oráculo
admitido, cuál haya sido o dejado de ser el espíritu de la Ley. Se anticipó el
goppierno a la lectura de la memoria de la fiscalía de este año, donde se
recoge que, contra sus desmentidos en el Parlamento -¿o han de llamárselos por
su nombre propio: mentiras?- aumenta la delincuencia, pequeña y grande. O sea,
que Cardenal ha vuelto a cumplir su labor felpuda con una corrección digna de
encomio y de algún sobresueldo de esos que tanto le gustan al Fiscal del
Goppierno. Con el gasto público en educación estancado en el tope del 4’5% desde
hace cinco años, ¿qué futuro puede tener la polemebélica Ley de Calidad? ¡Ay, qué felicidad, si el PSOE pudiera hacer
examen de conciencia, abjurar de sus errores falsamente progres y ofrecer un
remedio a la enseñanza que se hiciera verdaderamente a partir de los
profesionales del sector y no de los laboratorios de grupos selectos que ya ni
recuerdan si los alumnos tienen una nariz o dos, o una o dos orejas! Los
apresuramientos están bien, como las teclerratas, para descubrir el gusto por
el léxico o nuevos conceptos, pero detectar indicios de que está creciendo
entre las mujeres “el cáncer laboral”, como afirma Joaquima Utera, le produce
escalofríos a cualquiera. Como simpatía se le despierta, a fuerza de repetición
y del amable intento de batir récords absurdos, a Clonista por el ladrón que
acumula 104 arrestos, muchos de ellos por robos mediante alunizaje, que es una
perla conceptual. La policía, con la colaboración de los jueces, parece
empeñada en llegar pronto al sesquicentenar de arrestos, a ver si acaba
saliendo alguno de esos récords tan celebrados entre los descerebrados
catódicos. A pesar de que Gaspart y su plantilla celebran todos los títulos con
la Mare de Déu de la Mercè, con la Verge de Montserrat y con la plana mayor del
santoral religioso y político catalán -que incluye no pocos santones, santeros
y satanadores...- nunca, ¡nunca!, querrá que sean recibidos en audiencia por un
Papa tan inmaculadamente blanco, ¿o ya han sido recibidos y eso explica la
maldición vaticana que pesa sobre el equipo? Sí, hay que animarse, sin duda,
aunque sea de una forma tan necia y chabacana. ¿A quiénes llenará los bolsillos
la privatización de ENA? ¿Se ve? Esto no anima, qué carámbanos, esto indigna.
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