miércoles, 13 de enero de 2016

8-11-02

     ¿Se agota un discurso sobre lo real? Sin duda. Lo real siempre vence. No hay testarudez como la suya. Agota a cualquiera. No es extraño, pues, que quien más quien menos sienta de vez en cuando la necesidad de desconectar de ella, de marginarse del fluir universal de ¿la infamia?, ¿la estulticia?, ¿el tedio?, ¿la alienación?, para, ilusamente, refugiarse en ese yo que, sin embargo, ¡ay!, está dominado por la ansiedad, según lo recoge Verdú en su siempre penetrante visión pluridisciplinar de la modernidad. Nada moderna es, por otro lado, la previsible, pero aún no decidida, incorporación de la caudillita a las listas municipales del PP en Madrid. ¿Cómo será la publicidad? ¿Vote por la “mujer mujer”? ¿¡Por fin una candidatura del corazón!? Que minucias reales de esa naturaleza se eleven en la caprichosa jerarquía de lo real prensado a los puestos de honor confirma la gran carga de banalidad que ha de soportar lo real y que, por ende, han de sufrir quienes se acercan a la realidad prensada con la esperanza vana de huir de aquélla. ¡Nada tan democrático como la mediocridad!  Las elecciones también han despertado la piedad del goppierno, el cual ha dispuesto que se les dé a los funcionarios unas migajas miserables del Presupuesto para reducir en un 2% el 30% de desfase que llevan respecto de los constantes incumplimientos del control de la inflación. Las imágenes no valen más que mil palabras, obviamente, pero una imagen como la de Bush, distribuida por Reuters, en la que se recorta la cabeza del presidente contra una chapa circular en la que figura su cargo, suma la santidad a la moneda en una mezcla muy del gusto americano, teniendo en cuenta la leyenda de sus dineros: in god we trust: en dios confiamos. China, tan ausente de esta clónica, ahora que Clonista se da cuenta de ello, es, podría decirse sin exagerar, una realidad aparte, si bien hace lo imposible por converger con la de todo el mundo. Su imparable camino hacia el capitalismo está jalonado de decisiones como la de la restructuración de las empresas estatales, que ha dejado en la calle a ¡48 millones! de trabajadores. La totalidad de los españoles en paro, por ejemplo. China es algo así como la física de los grandes números. Después de vender la democracia iraní, Jatamí vuelve a casa y se encuentra con la sentencia a muerte de un escritor reformista cercano a sus tesis. ¿De qué se le acusa? De blasfemia. De lo que acusaban  a Houellebecq los mezquiteros de París... Josep M. Colomer analiza la victoria de Lula y no tarda en airear unos miedos que Clonista ya expuso. Lula, ¿Otro Allende?, titula Colomer su artículo, con una pedagógica capacidad de síntesis que hace innecesario cualquier resumen de su pensamiento. Necesarias son, por el contrario, las explicaciones de cómo puede haberse producido un incendio en el centro desde donde se controlaban todos los sistemas informáticos de la compañía aérea exbandera. Hay días en que los ojos pasan por las tiendas del bazar y tienden a cerrarse por el aburrimiento que produce la insignificancia de lo expuesto, o su vanidad, que a veces es lo mismo. Las reseñas cinematográficas, por ejemplo, con seis a cargo del plurifable A. F-S. Con todo, hay promesas de buen cine, lo que vale tanto como decir de buena realidad, porque nada como la mentira cinematográfica es capaz de crear tanta realidad auténtica.

No hay comentarios:

Publicar un comentario